¿Cuándo estás estresado cómo te sientes? ¿Reaccionas igual ante las personas o te cambia el humor? ¿Crees que aceptarías de la misma manera una mala noticia cuándo estas estresado a cuándo no lo estás?
Cuando nos encontramos en una de las situaciones causantes de estrés que hemos visto en el apartado interior, en mayor o menor medida, nuestro organismo generará una serie de respuestas psicológicas para enfrentarse a este. Estas respuestas las podemos clasificar en: emocionales, biológicas o fisiológicas, cognitivas y de comportamiento o conductuales; aunque hay que tener en cuenta que estas no aparecen de forma aislada en el individuo, sino que existe una interacción entre ellas:
Veamos más detalladamente estas respuestas psicológicas al estrés:
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Respuestas emocionales: Son las que tienen más relación con el estrés, y las más frecuentes son la ansiedad y la depresión, aunque esta última sería consecuencia de un estado prolongado de ansiedad.
Recordad que la ansiedad se transmite de unas personas a otras, el técnico sanitario tiene que saber identificar su propia ansiedad y la de los pacientes.
- Biológicas o fisiológicas(lo que siento físicamente): La ansiedad se expresa a través de manifestaciones fisiológicas del sistema nervioso, hormonal e inmune. A este conjunto de respuestas fisiológicas es a lo que se conoce como angustia. Estas manifestaciones varían de una persona a otra y pueden aparecer algunos de los siguientes síntomas y signos: Palpitaciones, taquicardia, aumento de tensión arterial, accesos de calor, palidez, sensación de ahogo, asma, sofoco, náuseas, vómitos, diarrea, sequedad bucal, pupilas dilatadas, sudoración excesiva, mareos, etc.
- Cognitivas (lo que sientes o piensas): Se incluyen manifestaciones como: falta o incapacidad de concentración, olvidos frecuentes, preocupación, miedo, inseguridad, sensación de pérdida de control sobre el ambiente, incapacidad para tomar decisiones, gran afectación ante las críticas, comportamientos suicidas, etc.
- Conductuales o de comportamiento (lo que hago): se pueden observar conductas como: hiperactividad, movimientos sin una finalidad concreta y repetitivos como retorcerse las manos, tartamudear o hablar de forma atropellada, risa nerviosa, fumar y beber en exceso, morderse las uñas, enrollarse o arrancarse el pelo, aumento o pérdida de apetito, pérdida de sueño, conductas agresivas, irritabilidad, abuso de drogas, actos violentos, etc.
Todas estas respuestas se retroalimentan entre sí, tanto positiva como negativamente. Por ejemplo, al sentir palpitaciones, pienso que me estoy poniendo nervioso, lo que a su vez aumenta las palpitaciones, empiezo a perder concentración en lo que hago, sudo. Si controlo las palpitaciones pienso que ya estoy más tranquilo, disminuyen las palpitaciones y el sudor y me concentro en lo que hago o me dicen. Por eso es muy importante saber manejar el estrés y la ansiedad.
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