No hay que confundirlo con una conducta agresiva, los agitados presentas hiperactividad, no paran de moverse y puede desembocar en una tempestad de movimientos, como por ejemplo, cuando alguien bracea de modo grotesco y descontrolado. A parte, también puede tener alterada la expresión verbal hablando atropelladamente. Nuestra intervención siempre será con una actitud tranquila y empleando un tono de voz conciliador. Si tú levantas la voz para que te escuche mejor él también lo hará, lo cual agrava su estado de nerviosismo. También podemos darle alguna tarea sencilla para que se sienta útil y dirija ese movimiento hacia algo en concreto, como por ejemplo que nos ayude a transportar material. Si la persona se encuentra ya en la tempestad de movimientos, intentaremos reducirlo, pero de forma no violenta, ya que no debemos interpretar este estado con un ataque hacia nuestra persona, sino simplemente como la imposibilidad de controlar sus movimientos. |