Monitores.
Es lógico que a estas alturas del curso te plantees que de nada sirve captar imágenes y transmitirlas si no se dispone de algún dispositivo para poder visionarlas. Estos dispositivos se llaman monitores y como veremos, los hay de muchos tipos y con características muy variadas.
En este tema no vamos a entrar en el funcionamiento interno de un monitor, dado el carácter online de este curso debes estar sentado en frente de uno y como ves se parece mucho a un televisor moderno aunque como vamos a ver a continuación existen algunas diferencias entre un televisor y los monitores empleados en CCTV. Vamos a ver algunas características y detalles de estos.
Efectivamente, estos elementos que nos permiten reproducir la imágenes captadas o almacenadas se parecen mucho a cualquier televisor que podamos tener en casa pero internamente son diferentes, básicamente porque los monitores para CCTV por un lado carecen de los circuitos sintonizadores de los que dispone todo televisor y, contrariamente, si disponen de un selector de impedancias para la señal de entrada. Otra característica es que dada la naturaleza de uso al que están destinados, se diseñan para poder trabajar continuadamente.
La unidad de medida para referirnos a su tamaño es la pulgada, equivalente a 2,54 cm y es la medida de la diagonal de la pantalla. Los hay de varios tamaños y su elección depende de múltiples factores como la calidad de la imagen, blanco y negro o color, número de cámaras a visualizar simultáneamente, capacidad económica, y limitaciones de espacio, entre otras. Tradicionalmente, para blanco y negro se emplean pantallas de 9 a 12 pulgadas y para color entre 10 y 14 pulgadas, pero no es una norma fija. La bajada de los precios de los monitores en los últimos tiempos y los avances tecnológicos en los mismos, hacen que sea fácil encontrar grandes pantallas planas a color empleadas para este fin. Es importante hacer notar que por el hecho de ser más grande un monitor, la imagen no se verá con mayor calidad, puesto que el número de líneas y de imágenes por segundo es el mismo, tan solo se verán las imágenes con mayor tamaño pudiendo llegar a verse incluso peor si el monitor es grande y nos encontramos demasiado cerca de él. Es por esto que el tamaño de los monitores debe elegirse en función de la distancia desde dónde serán observados.
Los monitores disponen de una serie de botones que variaran según cada fabricante y modelo y que nos permiten realizar ajustes básicos como son el brillo, el contraste, la luminosidad, el color y la sincronización vertical y horizontal.
Normalmente se encuentran situados en los centros y salas de control, donde está el personal encargado de supervisar los sistemas.
Distribuidores de video.
A veces es conveniente que las imágenes captadas por las cámaras se puedan ver en más de un monitor simultáneamente, por ejemplo, en una garita de acceso a un área restringida y en el centro de control central. Para ello, no es suficiente cortar el cable y unirle tantos otros como monitores sean necesarios, esto produciría una alteración de la impedancia de la línea, entre otros efectos, que provocarían que el sistema no funcionase. Cuando queremos llevar a cabo esta tarea, emplearemos unos dispositivos llamados distribuidores de video. Los hay pasivos pero su uso se limita a dos monitores y con muchas posibilidades de que nos den problemas, lo aconsejable siempre es el empleo de distribuidores activos con tantas salidas como nos sean necesarias. Estos elementos suelen ser de reducidas dimensiones, bastante compactos y su consumo no es elevado.
También existen en el mercado distribuidores de videos con varias entradas y varias salidas, por ejemplo 4 entradas y 12 salidas o de 8 entradas y 24 salidas, que permitirían replicar cada una de las entradas en tres salidas independientes. Estos equipos no necesitan ningún tipo de configuración y su alimentación la pueden tomar directamente de la red. Las entradas y salidas de las señales de videos vienen con impedancias de 75 ohmios.
Diferencia relativa en intensidad entre las diferentes partes de una imagen. En la imagen televisiva, inexistencia o escasez de tonos intermedios, de tal manera que resaltan mucho lo claro y lo oscuro.