Las actuaciones que vienen recogidas en el Decálogo Prehospitalario comienzan por una primera fase denominada fase de alerta, de cuya eficacia y planificación van a depender el resto de las etapas. Esta fase es la preparación de todos los equipos ante una eventual activación por emergencia, de manera que esté todo dispuesto para dar respuesta en tan sólo pocos minutos.
En esta fase, las actuaciones van dirigidas a que los equipos de intervención y todos los recursos materiales necesarios para garantizar una actuación eficaz, estén perfectamente revisados e informados en todo momento ante la posibilidad de activarse por aparición de una situación de emergencia, de manera que se puedan poner en funcionamiento automáticamente.
Además, se debe garantizar que funcionen perfectamente todos los mecanismos necesarios para que cualquier persona o institución puedan acceder a activar los sistemas de emergencia en todo momento. Para esto es necesario que los medios técnicos sean capaces de dar respuesta en todo momento (24 horas/7 días), y que las centrales de recepción puedan servir de centros de transmisión hacia los equipos de intervención, realizando una acción coordinada y completa ante las demandas de la propia emergencia.
Existen protocolos de funcionamiento de las centrales de coordinación de emergencias, regidos en función del tipo de sistema de emergencias que se siga en cada país, es decir, sistema con teléfono único de activación de emergencias, como puede ser el 112 en nuestro país, o en otros casos, números de teléfono diferentes en función de las características de la emergencias (teléfono de servicios de bomberos, de servicios sanitarios, etc.).
Estar en alerta conlleva la constante operatividad de los servicios de coordinación y de los equipos de intervención, preparados para ser activados en cualquier momento.
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