El impacto que tienen
las catástrofes sobre los servicios de saneamiento suele ser generalmente
grave, condicionando las condiciones
mínimas de salubridad de la población.
Los residuos que se producen en situaciones de emergencia provocan un riesgo
importante, por lo que se hace necesario establecer una serie de medios para la
eliminación de éstos como factor prioritario en la gestión de la crisis.
Existen diferentes tipos de
residuos generados en este tipo de situaciones:
-
Residuos asimilables
a urbanos.
-
Residuos hospitalarios.
-
Residuos peligrosos.
El tratamiento de los residuos
hospitalarios y de los tóxicos requiere generalmente de un tratamiento específico
como consecuencia del potencial tóxico que aportan, generalmente se realiza un
empaquetamiento hermético en contenedores específicos en función de las
características del residuo y posteriormente son derivados a plantas especiales
de tratamiento de residuos en donde se realizan diferentes procedimientos como
la incineración, o tratamientos específicos en el caso de residuos radiactivos,
medicamentos o que contengan metales pesados.
La mayoría de los residuos
generados en catástrofes son aquellos producidos por las excretas, aunque también
habrá que considerar otros, como residuos de lodos y escombros, etc.
Antes de considerar el
tratamiento de residuos, los organismos internacionales establecen una serie de
condiciones mínimas para la evacuación
de excretas mediante el acceso a baños de la población, que proporcionen
unas condiciones mínimas sanitarias:
- Se debe poner como mínimo un baño para cada 20 personas, (en determinadas
situaciones estas condiciones no son fáciles de cumplir y se puede
aumentar a 50 personas por baño
hasta que mejoren las condiciones de la crisis).
- Deben mantenerse las condiciones mínimas de limpieza e higiene en ellos.
- La instalación de baños se realizará alejada de las fuentes de suministro de agua para
evitar contaminaciones por filtraciones.