Las instalaciones de megafonía y sonorización no son especialmente contaminantes si nos referimos a que generan residuos tóxicos o peligrosos para la salud y/o que son vertidos al medioambiente. Si tenemos en cuenta el proceso de fabricación de los componentes entonces tendremos que decir que son tan contaminantes como cualquier otra industria.
En apartados anteriores has visto que los restos de una instalación pueden ser, en alguna medida, reciclables, a demás de que su volumen es pequeño (trozos de cables, canalizaciones, etc.).
Desde el punto de vista de contaminación acústica, sobre todo en instalaciones exteriores o de sonido directo, hay que decir que si no exceden de un tiempo prudencial no se pueden considerar dañinas para la salud de los trabajadores ni de los usuarios de la instalación. Esto es aplicable también a las instalaciones de interior o las instalaciones en vehículos. Si es cierto que ciertos vehículos de emergencia como ambulancias, policía o bomberos pueden producir sonidos de gran intensidad que pueden resultar nocivos para la salud. Si se superan los 110 dB comienza el umbral del dolor y pueden producirse audiopatías importantes. Existen instrumentos que miden el grado de intensidad de los sonidos, se denomina sonómetro y se emplea para saber si debemos o no utilizar protección.
Además, también debes tener en cuenta, en caso de realizar instalaciones en edificios interiores las peculiaridades de cada uno de ellos, en caso de que exista cualquier tipo de contaminación el instalador o mantenedor de este tipo de instalaciones deberá protegerse convenientemente. Un ejemplo podría ser la protección auditiva en instalaciones realizadas en industrias de procesos de fabricación donde exista una contaminación acústica exagerada.
También podemos considerar el riesgo de contaminación electromagnética, que se genera en circuitos de gran potencia. En el caso de este tipo de instalaciones no se consideran de riesgo para la salud de los trabajadores ni usuarios. Podemos tener en cuenta los campos electromagnéticos de los micrófonos inalámbricos, que, lejos de causar contaminación, si podrían causar alguna interferencia en las cercanías. De todas formas, las frecuencias a las que operan son muy elevadas (VHF y UHF) y no tienen por qué interferir en aparatos próximos.
En general, toda instalación de megafonía puede considerarse un circuito cerrado, del cual ninguna señal sale al exterior ni ninguna señal debe entrar si así está establecido conceptualmente y está debidamente reglamentado.
El concepto de contaminación electromagnética, también conocida como electropolución o electrosmog, se refiere a la presunta existencia de una exposición excesiva a las radiaciones de espectro electromagnético (o campos electromagnéticos) generadas por equipos electrónicos u otros elementos producto de la actividad humana, como torres de alta tensión y transformadores, las antenas de telefonía móvil, los electrodomésticos, etc.
Alteración de las funciones de la audición.