Caso práctico
Ayer Marta tuvo el mejor y el peor de sus días de trabajo. Al terminar la jornada, como hace a diario regresando a casa, estuvieron Alberto y ella charlando de la actividad del día. Alberto tuvo un día relajado, pero Marta acompañó al equipo sanitario en dos salidas que la dejaron "tocada". A primera hora asistieron a un accidente de tráfico. Se trataba de dos personas jóvenes, que de vuelta a casa después de la salida nocturna habían volcado el coche en una curva, seguramente por exceso de velocidad. "Marta, éste es un clásico" había dicho el conductor de la ambulancia. Uno de ellos parecía tener una fractura en el fémur, además de múltiples contusiones y un estado de desorientación que le sorprendió muchísimo. Su compañero tenía múltiples traumatismos, estaba inconsciente y no respiraba. Le aplicaron las maniobras de resucitación y pudieron remontarle y estabilizarlo para el traslado. Después de dejarlos en el hospital, todo el equipo atendió a Marta. Sabían que había sido "su prueba de fuego", y necesitaba el apoyo de todos. Pero ella, después de escucharles, les dijo: "Me parece que hoy he visto que me queda muchísimo por aprender, me encantaría saber todo lo que debe hacerse con la rapidez que vosotros actuáis, intuir lo que le ocurre a la persona que estás atendiendo..." La enfermera le contestó, mientras los demás asentían con todo lo que le decía:
Y así le dijo a Alberto que iba a hacerlo. Un rato de ese fin de semana lo iba a dedicar a ponerse al día con todo lo relacionado con los traumatismos.
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