La atención a personas en situación de dependencia es una tarea compleja para la que no basta únicamente con un equipo multidisciplinar preparado. Además de ello, son necesarios otra serie de factores que van a resultar de vital importancia. En este sentido, el entorno en el que se atiende a la persona va a resultar de vital importancia tal y como veremos a lo largo de esta unidad.

Según lo anterior, el entorno va a estar en consonancia constante con la calidad de vida de la persona en situación de dependencia, por lo que resulta fundamental que el entorno se adapte a las características y necesidades de la misma para que ésta pueda disfrutar de una vida en igualdad de oportunidades.

En este apartado se estudiará el impacto que el entorno tiene en la calidad de vida de las personas en situación de dependencia y la consecuente importancia del mismo en la atención de las mismas.

No todas las personas tienen las mismas características ni las mismas posibilidades de enfrentarse al entorno en el que deben desenvolverse. Tampoco todos los entornos son similares, sino que el entorno de cada persona es distinto al de las demás y por tanto, las posibilidades e inconvenientes que este ofrece no son las mismas.

En este sentido, el entorno en el que vive la persona en situación de dependencia va a ser una causa más de dependencia. Como se recoge en la siguiente tabla, el entorno de la persona va a presentar en numerosas ocasiones diferentes obstáculos para la vida en igualdad de condiciones de las personas en situación de dependencia, tanto a nivel físico como a nivel psicológico y social y que, por tanto, van a condicionar fuertemente sus vidas, pudiendo llegar a convertirse incluso en un factor de dependencia más.

Comer, asearse, hacer la compra, desplazarse de un sitio a otro, … son actividades que todas las personas realizan a diario casi con toda normalidad, pero no todas las personas tiene las mismas facilidades para realizarlas ya que, en ocasiones, el entorno de la persona (especialmente de las personas en situación de dependencia) puede resultar un obstáculo en la realización normal de dichas actividades.

En este sentido, se puede decir que el entorno va a incidir directamente sobre las actividades de la vida diaria de la persona, pudiendo diferenciar entre:

1. Entornos optimizadores: Son aquellos en los que la persona encuentra las condiciones óptimas para la realización de sus actividades de la vida diaria, independientemente de las necesidades que ésta posee. Por ejemplo, el domicilio de una persona al que se le han realizado todas las adaptaciones pertinentes para que puede vivir con normalidad con su silla de ruedas.

2. Entornos inadecuados: Son aquellos entornos que presentan diversas limitaciones u obstáculos que van a impedir a las personas con determinadas necesidades el desempeño de dichas actividades de la vida diaria con normalidad. Por ejemplo, una cocina o un aseo con poca luz del domicilio en el que vive una persona con una importante discapacidad visual.

Una de las características fundamentales que debe cumplir cualquier espacio concreto, y en general el entorno en el que se desenvuelve cualquier persona es ser seguro. La inexistencia de peligros que puedan poner en riesgo la integridad física, psicológica o social de las personas es totalmente necesaria.

En la atención a las personas en situación de dependencia, ya sea en un centro o servicio especializado o en el domicilio de la persona, crear un entorno seguro en el que la persona pueda vivir sin riesgo alguno va a resultar fundamental para la correcta atención de la misma.

De cara a la creación y organización de espacios y/o entornos seguros para las personas en situación de dependencia, se debe tener en cuenta las siguientes consideraciones generales (estúdialas con atención):

• Las instalaciones eléctricas, de agua, … deben estar siempre en perfecto estado.
• Se debe instalar barandillas, rejas u otras barreras en espacios en los que pueda haber grandes caídas.
• Los suelos no deben resultar resbaladizos.
• Evitar tener objetos o productos que sean peligrosos al alcance de las personas.
• Evitar grandes concentraciones de personas en espacios excesivamente pequeños.
• El nivel de ruidos, luminosidad, temperatura,…debe ser el adecuado.
• El entorno no debe propiciar enfrentamientos ni encontronazos entre personas. Aunque se debe potenciar el contacto social se debe evitar contactos sociales inapropiados.
• Debemos garantizar la inaccesibilidad no autorizada (robos,..).

Además de estas medidas generales, cada colectivo en general y/o cada persona usuaria en particular va a presentar unas características y necesidades concretas, en base a las cuales se deberán tomar unas medidas de seguridad específicas en base a la caracterización de la misma. Así, por ejemplo, las medidas de seguridad en un centro de día para personas con Alzheimer  serán diferentes a las medidas de seguridad que se deberán tomar en un centro de atención y estimulación temprana para niños con parálisis cerebral.

Nuestro entorno debe resultar accesible a todo el mundo. Para ello, debemos romper con las estructuras arquitectónicas que suponen barreras para nuestras personas usuarias (escaleras, puertas dificultosas,…) realizando las adaptaciones necesarias que permitan el acceso en igualdad de condiciones de todo el mundo, independientemente de sus circunstancias personales.

Por otro lado, en los últimos años, se está potenciado en España y en otros países el turismo accesible, el cual tiene ventajas tanto para las personas con discapacidad como para el resto de personas. Es la oportunidad de que todos puedan disfrutar del ocio sin barreras.

Para garantizar la accesibilidad, todo el viaje, de principio a fin, debe estar adaptado a las personas con discapacidad. Esto implica: planificación, transportes, información turística, alojamientos, accesos, locales de restauración, museos, actividades, …

El turismo accesible no debe ser una solución aislada. Aparte de las personas con discapacidad, todos los turistas se benefician de un entorno accesible. Además, hay determinados momentos vitales, como el embarazo, una lesión física o la vejez, que precisan de entornos turísticos accesibles.

De cara a promover la accesibilidad del entorno de la persona podemos optar por:

• Modificación y adaptación del entorno (eliminación de barreras arquitectónicas, modificación de elementos que lo constituyen,…).
• Uso de productos de apoyo.

Las características que de forma general presenta el entorno van a tener un enorme impacto en la persona, tanto a nivel afectivo (sentirse bien, motivarse,…) como a nivel social (fomentar las relaciones sociales, desinhibición social,..). Por ello es necesario adecuar y adaptar el entorno para que el impacto del mismo sobre la persona sea siempre positivo.

Ante estos beneficios que a nivel afectivo y social ofrece un entorno positivo para la persona, una buena organización y optimización del entorno debe pasar por la adaptación del mismo a las características y necesidades afectivas y sociales de la persona usuaria.

En líneas generales, un entorno positivo o adecuado de cara a las personas en situación de dependencia es aquel que reúne las siguientes características:

• Que tenga en cuenta los intereses, los gustos y las demandas de las personas usuarias.
• Que no resulte excluyente (acceso para todos,…).
• Que no obstaculice la comunicación ni las relaciones sociales (exceso de ruidos, eco,…).
• Que resulte acogedor y cálido.
• Que contenga elementos que conecten con el lado emocional de las personas (imágenes, plantas, elementos decorativos,  cromoterapia,…).

En definitiva, el entorno debe resultar acogedor, agradable, que dispense un clima cálido y despierte la seguridad y la confianza de las personas usuarias. Solo si ellas se  sienten a gusto podrán disfrutar realmente de sus vidas en igualdad de condiciones.

De hecho, el nuevo modelo de atención a personas mayores “en Mi casa” ha diseñado espacios que favorecen un ambiente de hogar: 

• Ambiente físico agradable y accesible.
• Ambiente de casa familiar.
• Entorno con dimensiones de “hogar”.
• Cocina con electrodomésticos.
• Cuarto de estar como el de casa.
• Olor a comida.
• Ruidos propios de cualquier hogar.
• Elementos personales de cada usuario.
• Muebles y elementos decorativos significativos para la persona.
• Cojines, alfombras, …
• Plantas, pájaros, …
• Ausencia de elementos institucionales (uniformes, …).

Los edificios y las instalaciones diseñados para la atención especializada a personas en situación de dependencia deben cumplir una serie de requisitos y medidas específicas, de acuerdo a lo mencionado anteriormente, que los doten de la accesibilidad, seguridad y del impacto socio-efectivo necesario.

En este epígrafe se analizarán los aspectos más significativos en relación al diseño arquitectónico y a la normativa actual sobre exigencias asociadas a edificios e instalaciones destinados a perosnas en situación de dependencia.

En la construcción de edificios destinados a atender, de una u otra forma, a personas en situación de dependencia (personas que generalmente presentan unas necesidades y peculiaridades asociadas a su capacidad de movilidad y desplazamiento, cognitivas o mentales,…) un buen diseño arquitectónico va a resultar fundamental para dar respuesta de forma óptima a todas las necesidades que los destinatarios puedan presentar.

Para que cualquier edificio sea diseñado de la forma lo más lógica y correcta posible, lo primero que se debe hacer es, previo al diseño arquitectónico y la construcción del mismo, identificar las necesidades y la intencionalidad con la que se crea dicho espacio.

En este sentido, y atendiendo a las necesidades, capacidades y características que las personas en situación de dependencia suelen tener, el diseño arquitectónico de los diferentes edificios o instalaciones destinados a personas en situación de dependencia debe reunir siempre los siguientes requisitos:

• Debe permitir el acceso a todas las personas, independientemente de sus características y capacidades, a cada uno de los servicios que se ofrecen, dependencias o instalaciones.
• La arquitectura del edificio debe ser concebida de tal forma que las condiciones climatológicas (temperatura, humedad,…) y ambientales (luminosidad, ruidos,…) sean las adecuadas.
• Se deben tener siempre presentes las características y las necesidades concretas del colectivo específico al que van destinadas dichas instalaciones (personas mayores, personas con discapacidad intelectual,...).

Existe un amplio abanico legislativo que pretende regular la adecuación, modificación y la construcción de espacios, edificios e instalaciones destinados a personas en situación de dependencia. Así, podemos encontrar leyes de ámbito nacional (aplicables en todo el territorio nacional), leyes de ámbito autonómico (propias de cada comunidad autonómica) e incluso leyes provinciales o municipales (propias de una provincia, ciudad o localidad concreta).

Por otro lado, debemos saber que existen leyes de carácter general, que regulan la construcción de edificios en general, y leyes de carácter más específico que se encargan de regular la construcción de edificios con una finalidad concreta (centros de día, residencias de personas mayores, colegios de educación especial, …).

También es importante tener en cuenta, que no solo los espacios destinados a atender a personas en situación de dependencia deben atender a una normativa que regule la accesibilidad de los mismos, sino que cualquier edificación de carácter público debe reunir unos requisitos mínimos de accesibilidad regulados en la legislación vigente.

Entre la normativa más destacable, de ámbito nacional, referente a la accesibilidad de los edificios podemos destacar la siguiente:

• REAL DECRETO 505/2007, de 20 de abril, por el que se aprueban las condiciones básicas de accesibilidad y no discriminación de las personas con discapacidad para el acceso y utilización de los espacios públicos urbanizados y edificaciones.
  
• REAL DECRETO 173/2010, de 19 de febrero, por el que se modifica el Código Técnico de la Edificación, aprobado por el Real Decreto 314/2006, de 17 de marzo, en materia de accesibilidad y no discriminación de las personas con discapacidad.

Como ya se ha comentado, los espacios en los que las personas en situación de dependencia se desenvuelven no ofrecen, en muchas ocasiones las condiciones óptimas para que éstas puedan llevar a cabo una vida en igualdad de condiciones. Tampoco los espacios diseñados de forma específica para la atención de estas personas van a resultar totalmente adecuados por el hecho de haber sido diseñados teniendo en cuenta las necesidades y características de estas personas sino que la idoneidad y la adecuación de los mismos van a depender, además, de una correcta organización y utilización de los mismos.

Como se ha comentado, la idoneidad de un espacio determinado (edificios, instalaciones, espacios públicos,…) no va a depender únicamente de las características físicas del mismo y de su diseño arquitectónico, ya que, aunque estos aspectos resultan imprescindibles, la organización que se haga de dicho espacio será la responsable, en última instancia, de la utilidad y la rentabilidad de los mismos.

En este sentido, no existe una única manera de organizar correctamente un espacio determinado, pero se pude indicar que la organización de los espacios destinados a la atención a personas e situación de dependencia debe girar siempre en torno a los siguientes criterios:

• Características y/o condiciones físicas y ambientales del espacio (posibilidades que ofrece, obstáculos o barreras presentes, medidas de adaptación, tamaño y forma, condiciones climatológicas,…).

• Necesidades y características de las personas usuarias (personas con discapacidad física, personas con discapacidad sensorial, personas mayores,…).

Además, de cara a la correcta organización de los espacios, es conveniente tener siempre en cuenta los siguientes principios o pautas de organización:

En líneas generales se puede indicar que la distribución de espacios se realiza en base a cuatro tipos de espacios: los espacios comunes, los espacios de uso personal y los espacios reservados al servicio y otros espacios de carácter privado para el usuario. Aunque estos espacios van a ser diferentes en función del tipo de centro en el que se preste el servicio (domicilio personal, centro de día, residencia de perosnas mayores, …) los espacios y/o dependencias más comunes se recogen en la siguiente tabla:

Por otro lado, de cara a realizar una correcta y lógica distribución de espacios es necesario tener en cuenta los siguientes aspectos:

1. Los espacios deben ser amplios de tal forma que permitan la movilidad de las personas usuarias (en silla de ruedas o a pie, …) la movilidad de camillas, … y no obstaculicen la atención de emergencias.
2. La distribución espacial debe procurar un adecuado aprovechamiento de las condiciones climatológicas y ambientales (ventanas amplias para atrapar la luz solar, zonas de descanso en espacios sin ruidos, ventilación de los espacios, …).
3. Es conveniente que haya tanto espacios abiertos como espacios cerrados (la existencia única de espacios cerrados impide la dispersión y favorece la aparición de estrés, ansiedad y otros estados contraproducentes para la persona).
4. Los espacios destinados al descanso deben estar separados de los espacios de uso común, especialmente de los espacios destinados al ocio.
5. Las zonas de mayor uso (comedor, sala de estar, …) deben ser cercanas para evitar constantes desplazamientos excesivamente largos.

De cara a la intervención con las personas en situación de dependencia, los espacios de los que se va a disponer a tal efecto van a ser generalmente diversos y variados. Así, por ejemplo, en un centro residencial para personas mayores, los espacios que se pueden encontrar en la misma van a ser muchos, además las características de cada uno de ellos lo va a hacer distinto a los demás, y por tanto, más adecuado para determinadas intervenciones y menos adecuado para otras.

Por ello, a la hora de seleccionar un espacio es necesario tener en cuenta una serie de criterios de selección de acuerdo a los cuales el uso del mismo sea lo más lógico y enriquecedor posible. Estos criterios de selección son los siguientes:

1. Objetivos: En primer lugar es necesario tener presentes los objetivos que se pretenden conseguir con la intervención ya que el espacio que se utilice deberá posibilitar el alcance de los mismos, y no obstaculizarlo.
2. Características de las personas usuarias: En segundo lugar, debemos tener en cuenta las características de las personas que van a ser atendidas en dicho espacio. Así, por ejemplo, no se puede utilizar un espacio con infinidad de obstáculos que dificulten la movilidad y con poca amplitud para un colectivo de personas con discapacidad físicas que se desplaza en silla de ruedas.
3. Naturaleza de la actividad: También hay que tener en cuenta la naturaleza de la actividad o intervención y comprobar siempre que las características del espacio en cuestión permiten llevar a cabo plenamente  la intervención en cuestión con total normalidad.
4. Organización y funcionamiento del centro: En el caso de espacios de centros especializados (centros de día, residencias,…) es importante que la utilización de espacios no altere en ningún caso el funcionamiento normalizado del centro, es decir, la utilización de un espacio no puede interceder en el desarrollo de la vida normal del centro. Así, por ejemplo, no resulta lógico utilizar el comedor para una intervención en el horario de la comida.

Por otro lado, es importante tener en cuenta que para la utilización de  espacios lo ideal es que existan diferentes mecanismos de regulación de usos, establecimiento de turnos, cuadrantes de reserva,… con los que hay seguridad de que cuando un profesional quiere usar un espacio determinado éste no está siendo ocupado por otro profesional obstaculizando así el funcionamiento y la vida profesional del centro.

Para algunos el equipamiento se refiriere a cada uno de los muebles, equipos, instrumentales y materiales requeridos para el funcionamiento del servicio, centro o institución (diferentes productos de apoyo, material de fisioterapia, instrumental sanitario, material informático, …).

Para otros, además de lo anterior, el equipamiento se refiere también a las instalaciones necesarias para el desarrollo de nuestras actividades o intervenciones. En este sentido, por ejemplo, cuando se trata del equipamiento de una residencia también se incluyen elementos espaciales como salas de hospitalización y consultas, cocina, lavandería, … mantenimiento, etc.

Para que la utilización del equipamiento disponible sea óptima y, por tanto, se saque el máximo partido a los recursos, y rentabilizando esfuerzos y gastos, es conveniente tener en cuenta una serie de requisitos de funcionamiento y utilización de los mismos. Además, también es importante actuar de acuerdo a unas medidas o pautas de organización y funcionamiento lógicas.

Estos aspectos se estudiarán a continuación.

Los equipamientos destinados a la atención a personas en situación de dependencia han evolucionado mucho en los últimos años y con el impactante desarrollo tecnológico de las últimas décadas, se han conseguido importantes mejoras en este campo.

Pero a veces, aun a pesar de esta evolución tecnológica, no se consigue dar con la llave que optimice nuestras intervenciones, y se suele caer en el error de creer que fuertes inversiones son las que dan calidad al servicio, olvidando que, muchas veces, le elección y selección lógica de equipamientos es fundamental para la calidad de las intervenciones, por delante de inversiones inútiles.

Además, en líneas generales, todo centro, edificio o instalación, de que dispone necesita cumplir los siguientes requisitos o equipamientos mínimos:

• Las salas, pasillos y demás dependencias de uso común y tránsito debe ser lo suficientemente amplias y libres de obstáculos.
• Se debe disponer de un equipamiento mínimo que garantice la atención integral de todas las personas atendidas en el centro.
• El equipamiento será siempre proporcional y suficiente para la totalidad de personas que se atienden en el centro.
• Si el centro tiene varias plantas deberá disponer de rampas y ascensor.
• El mobiliario de las diferentes dependencias del centro siempre deberá estar adaptado a las necesidades y características de los destinatarios.
• Se deberá contar con los productos de apoyo necesarios.
• Todos los centros deberán contar con un suministro de agua potable tanto fría como caliente y de luz de acuerdo a la legislación vigente.
• Deberá disponer de equipamiento para emergencias (incendios,…) según legislación vigente.
• Además, dispondrá de otros equipamientos como megafonía para avisos y alarmas, teléfono,…

Como se comentó en la unidad de trabajo 2, en todo centro, institución o servicio dedicado a la atención a personas en situación de dependencia, se realizan una gran cantidad de actividades, de muy diversa índole y naturaleza para las cuales se van a utilizar una serie de recursos y /o equipamientos concretos.

Para que el uso de los equipamientos disponibles sea el adecuado y de esta forma optimizar su utilización, es encesaria una organización que nos ayude a gestionar, coordinar y utilizar todos esos recursos de la forma más eficiente y adecuada.

De esta forma, la organización y el funcionamiento de los diferentes equipamientos de que dispone un centro o servicio determinado, deberá atender a las siguientes premisas fundamentales:

• Cada equipamiento debe tener un uso concreto, no se puede usar un recurso para un fin distinto a aquel  para el que ha sido diseñado.
• Todos los equipamientos del centro deberán estar siempre a disposición de todos los profesionales del equipo multidisciplinar, a excepción de aquellos que sólo pueden ser utilizados por personal cualificado para el uso de los mismos (maquinaria de rayos x, instrumental de fisioterapia, …).
• En aquellos equipamientos y/o recursos en los que su uso es compartido, puede resultar adecuado realizar cuadrantes de utilización u otros mecanismos que regulen los turnos de utilización de los mismos.
• La utilización de un determinado equipamiento ante una urgencia siempre será prioritaria a la utilización del mismo con carácter rutinario o normalizado.
• El cuidado y el mantenimiento de todo el equipamiento del centro será siempre una responsabilidad compartida entre todos los profesionales del centro.
• La dirección del centro o servicio siempre realizará el requerimiento de equipamiento nuevo teniendo en cuenta las necesidades del centro y de las personas usuarias y las sugerencias del  equipo de trabajo.

El mobiliario, al igual que ocurría con los diferentes espacios en los que se realiza la intervención con personas en situación de dependencia, también debe estar adaptado y adecuarse a las características y las necesidades de las personas usuarias.

Por ello, todo el mobiliario de centros de atención a personas en situación de dependencia y, en algunos casos, también del domicilio particular en el que es atendida la persona, deberá:

• Cumplir unas características concretas.
• Ser el idóneo para las necesidades y características concretas de los destinatarios, entre los diferentes tipos existentes.
• Ser sometido a un proceso constante de cuidado y mantenimiento.

Todos estos aspectos se estudiarán detalladamente a continuación.

Evidentemente, la principal característica que debe reunir el mobiliario es la de adaptarse a las características, capacidades y necesidades de las personas usuarias. En este sentido el mobiliario adaptado debe hacer la vida más fácil a las personas usuarias y contribuir a su calidad de vida, y en ningún caso complicársela.

Pero además de esta característica tan evidente, es necesario que el mobiliario adaptado posea una serie de características generales, entre ellas destacan las siguientes.

• Deberán favorecer la autonomía de la persona.
• Deberá garantizar la seguridad de las personas usuarias y no entrañar riesgo alguno a la integridad de la persona (astillas, cables sueltos, filos cortantes, …).
• Deben poseer cierta ergonomía.
• Los bordes y los perfiles deben ser redondeados.
• La altura siempre ha de ser la adecuada (la altura para una persona que va en silla de ruedas no es la misma que para una persona que anda verticalmente).
• Deben ser resistentes y no romperse con facilidad.
• Deben resultar fáciles de limpiar.

Además de estas características, el mobiliario de cada una de las dependencias o salas del domicilio o el centro (comedor, sala de estar, cocina, baño, ...) poseerá unas características específicas asociadas a la naturaleza y la funcionalidad del mismo.

Se podrían encontrar diferentes criterios para realizar una clasificación de los diferentes tipos de mobiliario adaptado como serían el material con el que se construyen, la función que desempeñan, la durabilidad de los mismos y la sala o dependencia en la que se encuentran.

Atendiendo a este último criterio, en la siguiente tabla se muestra una clasificación en la que se recogen los diferentes tipos de mobiliario adaptado que generalmente podemos encontrar. Estúdiala con atención:

Como se ha comentado anteriormente, es importante mantener el mobiliario adaptado en perfecto estado y frenar el deterioro del mismo en la máxima medida de lo posible. Aunque en ocasiones puede parecer que someter el mobiliario a procesos continuos de mantenimiento puede desencadenar en altos costes que finalmente no merecen la pena, la rentabilidad siempre es mayor ya que alargarán la vida del producto y evitarán gastos asociados a la adquisición de nuevo mobiliario de sustitución.

Por otro lado, el mobiliario adaptado presenta unas características específicas que deben mantener siempre (medidas de seguridad, ergonomía, …) para que la idoneidad del mismo continúe intacta.

Para el adecuado mantenimiento de los diferentes equipamientos en general y del mobiliario adaptado en particular es necesario tener en cuenta aspectos como:

• Limpieza: Para la limpieza de los mismos siempre se deben usar los productos e instrumentos adecuados y que no vayan a dañar las cualidades y características de los mismos. Además, es importante tener en cuenta que la limpieza de los mismos no solo es una cuestión de imagen y aspecto, sino que también frena el deterioro y favorece la conservación de los mismos.
• Reparación: La reparación de la totalidad o de una parte del mobiliario o equipamiento en cuestión debe ser realizada siempre por personal cualificado para la realización de la misma. Además, para su reparación se deben utilizar los instrumentos y herramientas adecuadas y en caso de ser necesario sustituir alguna pieza o elemento del mismo, siempre utilizar recambios originales.
• Revisión: Aunque en el caso de mobiliario estático (mesas, lavabos, …) suele ser menos necesario, es importante realizar revisiones periódicas con las que verificar el perfecto estado de los mismos o con las que detectar posibles desperfectos y subsanarlos antes de que sea demasiado tarde.
• Sustitución: En ocasiones, bien sea porque el estado de los mismos no es el adecuado o porque han quedado obsoletos y anticuados, será necesario sustituir el mobiliario o equipamiento por otro que, en cualquier caso, siempre ofrezca las mismas posibilidades o las mejore.

En líneas generales, los productos de apoyo deben poseer las siguientes características:

1. Ser herramientas sencillas, fáciles de utilizar.
2. Ser herramientas eficaces.
3. Ser seguros y no entrañar riesgos innecesarios.
4. Ser resistentes y duraderos.
5. Responder a las necesidades reales de la persona usuaria.

Los productos de apoyo engloban un heterogéneo conjunto de productos, instrumentos y equipamientos destinados a personas en situación de dependencia con la finalidad de hacerles la vida más fácil y conseguir un entorno más accesible.

Los productos de apoyo recogen en una clasificación elaborada por la Organización Internacional de Normalización (ISO) y adaptada a España por AENOR (Asociación Española de Normalización y Certificación).

Esta clasificación de las diferentes productos de apoyo se realiza mediante una división por niveles, de forma que todos aquellos productos de apoyo que tengan funcionalidades similares, o sirvan para paliar deficiencias o discapacidades similares, pertenecerá al mismo grupo o nivel. De esta forma, se deben diferenciar entre:

• Ayudas para la terapia y el entrenamiento.
• Órtesis y prótesis.
• Ayudas para la protección y el cuidado personal.
• Ayudas para la movilidad personal.
• Ayudas para las tareas domésticas.
• Muebles y adaptaciones para viviendas y otros edificios.
• Ayudas para la comunicación, información y señalización.
• Ayudas para el manejo de productos y mercancía.
• Ayudas y equipamiento para mejoras ambientales, herramientas y máquinas.
• Ayudas para el esparcimiento.

En la siguiente presentación se recogen los productos de apoyo más comunes existentes dentro de cada uno de los grupos o niveles, estúdiala con atención:

Al igual que ocurría con los espacios y los equipamientos, la calidad de la intervención no va a depender únicamente de la calidad de los productos de apoyo que utilicemos, sino que además, es importante saber utilizar en cada caso el producto de apoyo más adecuada para la persona en cuestión.

Por ello, en primer lugar se debe tener claro que todo producto de apoyo debe facilitar:

• Las tareas básicas de la vida diaria: comer, asearse, vestirse y calzarse.
• Las tareas domesticas: limpieza, cocina y lavandería.
• La comunicación: sistemas electrónicos, teléfonos y otros utensilios que ayuden a leer y escribir.
• La movilidad dentro y fuera de casa, gracias a sillas de ruedas, muletas, elevadores, ascensores, rampas...
• La conducción a través de adaptaciones de vehículos.

Además, para crear y seleccionar un producto de apoyo entre el amplio abanico de posibilidades existentes y saber cuál es el más adecuado, es necesario tener en cuenta los siguientes criterios de selección:

• Necesidades y características que presenta la persona usuaria.
• Objetivos que se pretenden alcanzar.
• Instalación en su entorno y su adecuación al usuario concreto.
• Rentabilidad de la ayuda técnica (que el coste de la misma sea proporcional al beneficio ocasionado).
• Grado de adaptación del usuario al uso de dicha ayuda técnica.

FUENTE: https://www.ohchr.org/SP/ProfessionalInterest/Pages/PersonsWithDisabilities.aspx

Uno de los principales resultados del Decenio de las Naciones Unidas para los Impedidos fue la aprobación por la Asamblea General el 20 de diciembre de 1993 de las Normas Uniformes sobre la igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad (resolución 48/96, anexo). Aunque no se trata de un instrumento jurídicamente vinculante, las Normas Uniformes representan el firme compromiso moral y político de los gobiernos respecto de la adopción de medidas encaminadas a lograr la igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad.

Este documento, en su Título II (ESFERAS PREVISTAS PARA LA IGUALDAD DE PARTICIPACIÓN) y más concretamente en su Artículo 5, recoge:

Artículo 5: Posibilidades de Acceso.

Los Estados deben reconocer la importancia global de las posibilidades de acceso dentro del proceso de lograr la igualdad de oportunidades en todas las esferas de la sociedad. Para las personas con discapacidades de cualquier índole, los Estados deben a) establecer programas de acción para que el entorno físico sea accesible y b) adoptar medidas para garantizar el acceso a la información y la comunicación.

1. Acceso al entorno físico.

   1. Los Estados deben adoptar medidas para eliminar los obstáculos a la participación en el entorno físico. Dichas medidas pueden consistir en elaborar normas y directrices y en estudiar la posibilidad de promulgar leyes que aseguren el acceso a diferentes sectores de la sociedad, por ejemplo, en lo que se refiere a las viviendas, los edificios, los servicios de transporte público y otros medios de transporte, las calles y otros lugares al aire libre.
   2. Los Estados deben velar por que los arquitectos, los técnicos de la construcción y otros profesionales que participen en el diseño y la construcción del entorno físico puedan obtener información adecuada sobre la política en materia de discapacidad y las medidas encaminadas a asegurar el acceso.
   3. Las medidas para asegurar el acceso se incluirán desde el principio en el diseño y la construcción del entorno físico.

   4. Debe consultarse a las organizaciones de personas con discapacidad cuando se elaboren normas y disposiciones para asegurar el acceso. Dichas organizaciones deben asimismo participar en el plano local, desde la etapa de planificación inicial, cuando se diseñen los proyectos de obras públicas, a fin de garantizar al máximo las posibilidades de acceso.

2. Acceso a la información y la comunicación.

   5. Las personas con discapacidad y, cuando proceda, sus familias y quienes abogan en su favor deben tener acceso en todas las etapas a una información completa sobre el diagnóstico, los derechos y los servicios y programas disponibles. Esa información debe presentarse en forma que resulte accesible para las personas con discapacidad.
   6. Los Estados deben elaborar estrategias para que los servicios de información y documentación sean accesibles a diferentes grupos de personas con discapacidad. A fin de proporcionar acceso a la información y la documentación escritas a las personas con deficiencias visuales, deben utilizarse el sistema Braille, grabaciones en cinta, tipos de imprenta grandes y otras tecnologías apropiadas. De igual modo, deben utilizarse tecnologías apropiadas para proporcionar acceso a la información oral a las personas con deficiencias auditivas o dificultades de comprensión.
   7. Se debe considerar la utilización del lenguaje por señas en la educación de los niños sordos, así como en sus familias y comunidades. También deben prestarse servicios de interpretación del lenguaje por señas para facilitar la comunicación entre las personas sordas y las demás personas.
   8. Deben tenerse en cuenta asimismo las necesidades de las personas con otras discapacidades de comunicación.
   9. Los Estados deben estimular a los medios de información, en especial a la televisión, la radio y los periódicos, a que hagan accesibles sus servicios.
   10. Los Estados deben velar por que los nuevos sistemas de servicios y de datos informatizados que se ofrezcan al público en general sean desde un comienzo accesibles a las personas con discapacidad, o se adapten para hacerlos accesibles a ellas.
   11. Debe consultarse a las organizaciones de personas con discapacidad cuando se elaboren medidas encaminadas a proporcionar a esas personas acceso a los servicios de información.

El uso de señales resulta fundamental de cara a una correcta organización y utilización de los espacios disponibles.

Gracias a las señales, las personas en situación de dependencia podrán recibir una información más completa de los espacios de los que están haciendo uso permitiéndoles así poder disfrutar de ellos de una forma más completa, más óptima y sobre todo más consciente.

Podemos diferenciar tres tipos de señales:

1. Señales táctiles: Especialmente destinadas para personas con discapacidad visual. Generalmente suelen ser pictogramas en relieve, señales en braille,…
2. Señales acústicas: Un ejemplo claro es la señal acústica de los semáforos, que indica a los peatones cuándo el semáforo está en verde y cuándo está en rojo.
3. Señales visuales: Suelen ser las más comunes, y consisten en carteles en los que aparece indicada información acerca del espacio o lugar en el que la persona se encuentra. Hay que tener en cuenta que muchas de las personas en situación de dependencia no saben o les cuesta leer, por lo que el uso de dibujos o imágenes suele ser recomendable para este tipo de señales.

En cualquier caso, las señales que se utilicen, sean del tipo que sean, deben cumplir las siguientes características:

• Deben resultar claramente perceptibles.
• Deben ser claras y precisas y no resultar confusas.
• Deberán resultar fácilmente interpretables.

Por último, algunos de los casos en los que suele ser recomendable la señalización serían los siguientes:

1. Indicar el lugar en el que la persona se encuentra, así como el uso del mismo (lavabos, comedor, sala de televisión,…)
2. Indicar la existencia de posibles riesgos.
3. Indicar diferentes itinerarios como salidas de emergencia, caminos a seguir para llegar a un determinado lugar,..