6.1.1.- Normas de orden y limpieza (II).

Imagen de una caja de herramientas roja, en la que se ve toda la herramienta ordenada.

Decisión de las localizaciones más apropiadas.

Para una correcta elección de la localización más apropiada de los distintos elementos de trabajo, tendrás en cuenta aspectos como la frecuencia y la secuencia de uso de los mismos, lo que evitará movimientos y/o desplazamientos innecesarios.

Los principios a aplicar para encontrar las mejores localizaciones para plantillas, herramientas y útiles, debe considerar:

  • Su frecuencia de uso, colocando cerca del lugar de uso lo elementos más usados y, más alejados del lugar de uso, los de uso infrecuente u ocasional.
  • Almacenar juntos los elementos que se usan juntos y, en su caso, depositados en la secuencia con la que se usan.
  • Diseñar un mecanismo de almacenaje del tipo “soltar con vuelta a posición” para herramientas que se usan de modo repetitivo, por ejemplo en una cadena de montaje.
  • Los lugares de almacenamiento de herramientas deben ser mayores que éstas de modo que sea fácil y cómodo retirarlas y colocarlas.
  • Almacenar las herramientas de acuerdo con su función (almacenar juntas aquellas que sirven para funciones similares) y producto (almacenar juntas aquellas que se usan en el mismo producto).
  • Utilizar soportes para el almacenamiento en los que se hayan dibujado los contornos de útiles y herramientas que faciliten su identificación y localización.

Evitar ensuciar y limpiar enseguida.

Las industrias de la madera, por su propio trabajo, crean una capa de polvo sobre máquinas y herramientas que puede en ciertos momentos crear peligro o dificultar su identificación.

La limpieza no debe considerarse como una tarea ocasional que tradicionalmente se ejecuta en verano, a fin de año o cuando se produce un paro de proceso. Determinadas fechas son idóneas para ejecutar tareas especiales de limpieza o para realizar una “limpieza a fondo”. Pero la limpieza no debe realizarse sólo en esas ocasiones, debe ser un hábito diario de trabajo y estar integrada en las tareas diarias de mantenimiento.

El procedimiento de planificación de la limpieza debe estructurarse de manera que contenga:

  • Imagen de un hombre en un almacén limpiando con un trapo la herramienta.
    Un objetivo claro: el de mantener los lugares de trabajo limpios y ordenados.
  • Un alcance definido, que afectará a todas las unidades funcionales de la empresa.
  • Unos destinatarios, que serán los trabajadores de la empresa, cada uno tiene la responsabilidad de mantener limpio y ordenado su entorno de trabajo.
  • Unos medios materiales necesarios y puestos a disposición de los trabajadores o ubicados en lugares estratégicos a fin de facilitar las tareas encomendadas.
  • Unos métodos de limpieza encaminados a garantizar que las operaciones de limpieza nunca generen peligros ni para el operario que la realiza ni para terceros.

Crear y consolidar hábitos de trabajo encaminados a favorecer el orden y la limpieza.

Si la disciplina de trabajo no se mantiene y los hábitos correctos de trabajo no se consolidan, las condiciones vuelven a los niveles de partida. Para convertir en hábitos la organización, el orden y la limpieza e implantar una disciplina de trabajo es necesario:

  • El apoyo firme de una dirección visiblemente involucrada.
  • La asignación clara de las tareas a realizar y de los involucrados en la ejecución de las mismas.
  • Integrar en las actividades regulares de trabajo las tareas de organización, orden y limpieza, de modo que sean consideradas como “tareas ordinarias”.
  • Responsabilizar a una persona del cumplimiento de los procedimientos establecidos sin admitir incumplimientos.

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