Ya sabes que la madera es un material que suele experimentar cambios
por diferentes motivos. Uno de ellos es la humedad. Si la madera absorbe humedad se hincha y como consecuencia deforma
los muebles o cualquier tipo de construcción realizada con este material. Lo mismo sucede si la madera expulsa la
humedad, ya que la misma se contrae.
Cada vez que quieras instalar madera en diferentes ambientes, sobre
todo si son propensos a la humedad, es necesario que trates la madera para
evitar esos problemas. El tratar la madera tiene la función de protegerla, es
casi imposible evitar que hinche y merme, por tanto lo que debes hacer es
elegir la especie adecuada.
Debes conocer el comportamiento de la madera. Esta absorbe la humedad
en forma de vapor de agua, cuando y cuando alcanza aproximadamente un 30 % se
satura, lo que quiere decir que aunque se le agregue más agua no se hinchará
más, a este punto se le denomina Punto de Saturación de Fibra. El objetivo de
los tratamientos de protección, ya sean aceites, pinturas o barnices, es el de
cubrir la madera de forma homogénea, dejando pasar el vapor de agua, tanto
hacia el interior como al exterior.
Es importante que prevengas los problemas de la humedad, sobre todo en
puertas y ventanas de madera, ya que éstas separan diferentes tipos de climas,
internos y externos.
Justamente, en cuanto a maderas exteriores, para que no te generen
problemas es recomendable utilizar aquellas con mayor densidad y resistencia a
los agentes externos como la teca o el iroko. En la mayoría de los casos son
maderas tropicales que provienen de climas húmedos.
Cuando instales madera en
exterior tendrás que tener en cuenta que se trate de una madera con capacidad
para absorber y expulsar la humedad, colocando una capa de protección que evite
el contacto directo de la madera con la humedad. Con los tratamientos lograrás un mejor
estado de conservación, previniendo además la aparición de carcoma y hongos.
Los tratamientos tienen, además, la función de proteger a la madera de
los rayos ultravioletas del sol, que es lo que la degrada, la humedad realmente
lo único que puede favorecer es el ataque de algunos insectos y sobre todo
hongos, pero la humedad en sí no estropea la madera.
En cuanto a la salinidad debes saber que la madera presenta resistencia a la salinidad marina. Prueba de ello
es que antiguamente, cuando aún no existían los modernos tratamientos químicos,
las piezas de madera que se tenían que quedar en el exterior, se amaraban. Este
proceso consiste en dejar las piezas en remojo dentro del mar una temporada,
para aprovechar las sales y elementos que contiene el agua y retardar en gran
medida el tiempo de ataque de los hongos y otros organismos que degradan la
madera.
La acción de la luz también afecta a la madera, ya que la luz descompone la celulosa de la madera
y produce la disgregación de la madera. Esta afección es lenta, además las
capas de madera degradada sirven de protección para el resto de la madera. Los
efectos de la luz se pueden apreciar entre el primer y el séptimo año,
dependiendo de la exposición que sufra.
Si se
trata de una madera oscura, la acción de la luz sobre ella tenderá a aclararla
y si se trata de una madera clara, la acción de la luz tenderá a oscurecerla. Si a la acción de la luz le añades la acción de condiciones
atmosféricas, como la lluvia, que arrastra la celulosa de la superficie, se
produce una degradación llamada "madera meteorizada".