El sonido es una onda de presión armónica longitudinal que se propaga en un medio material como compresiones y rarefacciones produciendo variaciones locales de presión y densidad. El sonido no se propaga en el vacío. Además, se dice que hay sonido sólo cuando se puede detectar, es decir, en presencia de un sistema auditivo o instrumento capaz de captarlo.
La presión sonora mínima que es capaz de producir un desplazamiento del tímpano y, por tanto, es audible es 2·10–5 Pa, y se utiliza como presión de referencia, p0, de forma que podemos definir el nivel de presión acústica como el logaritmo del cuadrado del cociente entre la presión medida y la de referencia:
(1.41)
La unidad de medida del nivel de presión sonora así definida es el belio, B, pero como es muy grande habitualmente se utiliza un submúltiplo, el decibelio, dB, para lo cual hay que multiplicar por 10 la ecuación 1.41:
(1.42)
Para calcular la presión resultante de la presencia de varias fuentes sonoras no se pueden calcularse realiza sumando las presiones producidas por cada fuente aislada:
(1.43)