2.3 Localización del sonido

Algunos mamíferos tienen la capacidad de mover los pabellones auriculares para poder localizar la fuente de sonido. Pero los seres humanos han perdido esta capacidad, y de hecho los músculos que mueven los pabellones auditivos no son más que vestigios evolutivos. Los seres humanos, para poder localizar las fuentes de sonido, se ven obligados a mover la cabeza.

El ser humano es un animal bilateral, esto quiere decir que cualquier plano divide el cuerpo en dos mitades:

  • Plano medio, o sagital. Es un plano vertical y divide el cuerpo en una parte derecha y una parte izquierda.
  • Plano frontal, o coronal. También vertical, divide el cuerpo en una parte dorsal, o posterior; y una parte ventral, o anterior.
  • Plano horizontal, o transversal. Es un plano paralelo al suelo, y divide el cuerpo en una parte craneal o superior, y una parte caudal o inferior.

Cuando sólo se utiliza un oído, la máxima sensibilidad para localizar la procedencia de un sonido se produce en un ángulo de 11º hacia delante respecto al plano frontal que corta al cuerpo por la línea que une el centro de cada una de las membranas timpánicas.

Utilizando ambos oídos sólo somos capaces de localizar la fuente de sonido en el plano horizontal, para lo cual se utilizan, o bien las diferencias de intensidad, debidas a la diferente distancia que recorre el sonido, desde la fuente hasta cada uno de los tímpanos; o bien, la diferencia de fase, que se produce al tardar la onda algo más de tiempo en llegar al tímpano que se encuentra más alejado de la fuente de sonido.

Entonces lo que se hace es girar la cabeza hasta que tanto la intensidad como la fase de la onda que llega por cada uno de los dos oídos son iguales, el sonido ahora se encuentra literalmente delante de «las narices» del oyente.

Debido a esta forma de localización de la fuente sonora, el ser humano no es capaz de decir si la fuente de sonido se encuentra a su misma altura o a alguna altura por encima del suelo. Es decir, no es capaz de realizar correctamente la localización del sonido en el plano vertical. Esto es así porque, al tener la fuente delante, se encuentre a la altura que se encuentre se encontrará a la misma distancia de ambos oídos y por lo tanto la onda llegará con la misma intensidad y con la misma fase.

En la década de los años 40’ del siglo XX, Helmut Haas estudió el efecto que lleva su nombre y que consiste en la localización de la fuente de sonido a partir de la primera señal sonora que llega al oído, eliminando los diferentes ecos producidos. A este efecto también se le conoce como efecto de precedencia o de supresión de ecos. El sistema auditivo es capaz de fundir en una única percepción tanto el sonido original como todos sus ecos, siempre que éstos le sigan en menos de 40 ms, tengan la misma composición espectral que el sonido original y una intensidad menor que el sonido original.

Describió el efecto que lleva su nombre en 1949, en la lectura de su tesis doctoral.

Reflexiona

Durante el verano, a los grillos les encanta hacer la corte con su característico canto. ¿Cuál es la razón de que sea tan difícil encontrar a tan «molesto vecino ligón» de las noches estivales?