La exposición al ruido es un hecho muy común en la sociedad actual, esto es así, tanto a la hora de desplazarnos de unos lugares a otros, como el medio laboral o en el tiempo de ocio. Entre los diversos efectos que el ruido tiene sobre la audición se puede destacar:
- La presencia de ruido produce el enmascaramiento del sonido, dificultando su audición, y, por lo tanto, perdiendo la información contenida en el mensaje.
- Desplazamiento del umbral absoluto de audición. La exposición del sistema auditivo al ruido, sobre todo si éste es de gran intensidad, provoca el desplazamiento de este umbral. Este desplazamiento puede ser temporal, si tras un periodo de tiempo, que dependerá de la duración de la exposición y de la intensidad del ruido, el umbral absoluto se recupera. O puede ser permanente, en cuyo caso no se recupera el umbral previo a la exposición al ruido.
La exposición continua al ruido produce hipoacusia, ésta se suele desarrollar en las siguientes etapas:
- En primer lugar, se produce un aumento del umbral alrededor de los 4 000 Hz. Ésta pérdida se puede recuperar si la exposición cesa.
- En segundo lugar, el aumento del umbral se va extendiendo hacia frecuencias más altas y más bajas, desde los 3 000 Hz hasta los 6 000 Hz. En esta etapa se mantiene la capacidad conversacional.
- En una tercera etapa, aumenta el umbral en las frecuencias de 4 000 Hz a 6 000 Hz. En esta etapa se tiene dificultad para escuchar timbres y relojes.
- En la cuarta etapa, empiezan a perderse las frecuencias de la conversación. Y las frecuencias superiores no se recuperan, además de que las frecuencias graves también se ven afectadas.
Normalmente la hipoacusia originada por la exposición al ruido no afecta al tímpano, y afecta a los dos oídos tanto por la vía aérea como por la vía ósea, además de que el proceso es irreversible