Por fuera del laberinto membranoso, es decir, entre el laberinto membranoso y el laberinto óseo, circula el líquido perilinfático, que como se verá en la fisiología del oído, va a ser el encargado de movilizar la membrana basilar y, en definitiva, el órgano de Corti que soporta, generando todos los mecanismos auditivos que se van a traducir en la génesis del impulso nervioso.
En el interior del laberinto membranoso circula endolinfa: espacio endolinfático.
El espacio perilinfático, a nivel de la espira basal del caracol, se comunica con el espacio subaracnoideo a través del conducto perilinfático o acueducto de la cóclea, por lo que se mezclan ambos líquidos, el LCR y el líquido perilinfático. De hecho hay autores que los relacionan con un mismo origen.
Por lo tanto, para poder oir y para tener las sensaciones del equilibrio, en el interior del oído deben existir unas corrientes de líquidos sin las cuales no se podrían percibir estos sentidos. En la siguiente unidad de trabajo abordaremos estos temas y podrás llegar a entender los mecanismos tan complejos que hacen posible que tengamos audición y equilibrio.
Estos dos líquidos serán profundamente estudiados en la siguiente unidad de trabajo.