Laberinto membranoso.

Comprende, como el laberinto óseo, tres partes: vestíbulo, conductos semicirculares y caracol.

El laberinto membranoso de la cóclea se llama conducto coclear. Cuando éste llega a la espira basal, se une al conducto Reuniens de Hennsen, que une el Sáculo con el conducto coclear. Las dilataciónes membranosas que se encuentran en el vestíbulo son el Sáculo y el Utrículo. Se comunican por el conducto endolinfático que va a terminar en el saco endolinfático que se encuentra en el espacio subdural de la base del cráneo.

En el Utrículo van a terminar todos los conductos semicirculares membranosos.

El túnel óseo del conducto endolinfático es el acueducto del vestíbulo.

Existe otro conducto que comunica el oído con el cerebro. Es el conducto perilinfático o acueducto coclear.

Es un conducto que parte de la espira basal de la coclea, lleva perilinfa en su interior y comunica la rampa timpánica de la cóclea con el espacio subaracnoideo del cerebro, por donde circula L.C.R. . Comunica el líquido perilinfático con el cefalorraquídeo del cerebro que es el líquido que se encuentra entre la duramadre y la aracnoides.

El conducto perilinfático termina en el borde posterior del peñasco.

En las meninges, espacio situado por debajo de la duramadre.

En las meninges, espacio situado por debajo de la aracnoides.

Acrónimo de líquido cefalorraquídeo. Es un líquido incoloro que baña el encéfalo y la médula espinal. Circula por el espacio subaracnoideo, los ventrículos cerebrales y el canal ependimario sumando un volumen entre 100 y 150 ml, en condiciones normales. Es el líquido que ayuda a proteger al sistema nervioso actuando como amortiguador de los impactos repentinos y evitando lesiones del cerebro y la médula espinal.