
Seguro que conoces algunas de estas situaciones:
- “Un niño oyente al ver a un perro lo señala con el dedo y con cara de sorpresa emite un sonido: “uuuhhh” y la madre le contesta: Sí, un perrito…”
- “La madre está bañando a su hija en la bañera. La niña señala al patito de goma. La madre dice: ¿Quieres el patito?…”
- “La madre le hace un gesto de cariño a su bebé. El bebé hace un mohín y parece que sonríe. La madre dice: te gusta ¿eh?...”
Estos pueden ser ejemplos de estas interacciones que se establecen entre madres y sus hijos e hijas. Las interacciones tempranas entre las madres y sus hijos (son principalmente las madres las que suelen pasar más tiempo con sus hijas e hijos en los primeros años de vida) son muy importantes para el desarrollo lingüístico de sus pequeños; y nuestras madres (o nuestras cuidadoras) también las pusieron en práctica con nosotros y cuando éramos bebés. Aunque en la mayoría de estos intercambios comunicativos todavía no existe propiamente lenguaje en el niño o la niña; gracias a ellas se va formando o pre-formando este lenguaje que se desarrollará en edades posteriores.
Pero en el caso de que las madres sean sordas y sus hijos e hijas también ¿qué es lo que ocurre?
Vamos a estudiar cómo es el desarrollo en lengua de signos de las niñas y niños sordos de padres signantes como modelo del desarrollo “ideal” en lengua de signos. Es decir, cómo es este desarrollo en un entorno compuesto por lo que podríamos llamar de “signantes nativos.”
Tras un estudio sobre cómo se relacionaban estos padres con sus hijos e hijas en su primera etapa de vida, se comprobó que estas interacciones tempranas eran muy similares a las que realizaban los padres oyentes con sus hijos e hijas oyentes. Estas interacciones provocarán el desarrollo lingüístico (en lengua de signos) de las niñas y niños sordos.
Las madres las realizan de forma inconsciente y de forma natural. En el documento en formato pdf que hay a continuación encontrarás un cuadro resumen de lo que ocurre con las madres y padres sordos.