Estas limitaciones podríamos organizarlas de la siguiente forma:
Referidas a la vía visual:
- En cuanto que esta vía no es un sentido permanentemente abierto, como el oído.
- No funciona en la oscuridad y con obstáculos, cuando algo se interpone entre la visión y la cara del hablante (un bolígrafo, un bigote excesivamente poblado, otra persona, etc.).
- No es multidireccional, es decir, hay que ver y mirar para "leer" lo que el hablante dice, y no se puede hacer esta lectura cuando el hablante está explicando algo de espaldas, o cuando la persona sorda está observando un dibujo de un libro, por ejemplo.
Referidas a las características del lenguaje oral:
- En cuanto que existen fonemas que tienen idéntica o similar imagen labial, como pueden ser los fonemas /p/ o /m/.
- Incluso existen otros fonemas que podríamos denominar "ocultos" ya que no tienen una imagen labial definida como pueden ser los fonemas /g/, /x/, /k/.
Para reconocer hay que conocer. Esta afirmación se refiere a que en realidad sólo se puede comprender algo a través de la lectura labiofacial si antes ya se conoce, es decir, si se conoce la palabra en cuestión. Por muy buenos lectores labiofaciales que seamos, si nos hablaran en un idioma que no conociéramos no lo entenderíamos. Además, de no entenderlo también es mucho más difícil "leer" palabras que no conocemos. De esto se desprende, que una persona sorda será mejor lector labiofacial, o tendrá más posibilidades de acceder y entender lo hablado si tiene un amplio vocabulario y una buena estructura lingüística oral interiorizada.
Suplencia mental. En el apartado anterior ya tuviste la oportunidad de conocer este proceso mental. No deja de ser la denominación de lo que ilustrábamos con el ejemplo de la palabra "pescado", y que en ese caso, el lector podría solventar la duda con la que se encontraba al interpretar la información proveniente del contexto. Este fenómeno se está produciendo casi constantemente, ya que la persona que realiza la lectura labiofacial ha de estar haciendo "suposiciones" al encontrarse con dudas al exponerse a la lectura de una palabra que no acaba de "leer" con claridad.
Es decir, que en la lectura labiofacial hay que analizar mentalmente una serie de aspectos: los movimientos articulatorios, la expresión facial, el contexto y poner en juego los conocimientos del tema que se está tratando.
Aunque es un buen recurso para entender el habla del interlocutor es algo que precisa de habilidad, esfuerzo, concentración, etc. ¡Facilitemos este proceso!
Esta expresión hace referencia a la forma en cómo se ven los fonemas al ser pronunciados por una persona que está haciendo lectura labiofacial; es decir, la forma de los labios, la parte visible de la lengua (en aquellos fonemas en que ésta sea visible), movimientos de los labios, etc.
Capacidad del sujeto de asociar y sintetizar ideas, supliendo con la mente lo que los ojos no llegan a ver.