Adultos sordos postlocutivos.

Caso práctico

Imagen de Pablo revisando el oído a Antonio.

Antonio, el padre de Carlos, también se va a hacer una prueba audiométrica. En el caso de que se le detectara una pérdida auditiva sería postlocutiva y sería muy diferente a la de su hijo: él ya tiene 40 años mientras que su hijo tiene apenas un año y a esa edad todavía no se tiene adquirida la lengua oral y tampoco es realmente consciente de lo que le está ocurriendo. La situación de Antonio sería diferente. Antonio ya es adulto, tiene perfectamente adquirida la lengua oral, está casado, tiene hijos, un trabajo estable y ¡lleva toda la vida siendo oyente! ¿Qué pasaría con su trabajo? ¿Lo tendría que dejar? ¿Y sus hijos lo tratarían igual? Además, su jefa le ha dicho que tenía pensado darle un puesto de mayor responsabilidad en el trabajo ¿qué pasaría? ¿Cambiaría de opinión?

Refresquemos lo que ya sabemos de las sorderas postlocutivas: por definición son aquellas que suceden cuando el sujeto ha adquirido ya la lengua oral, es decir a partir de los tres o cuatro años aproximadamente; y en principio, tienen un mejor pronóstico en cuanto al desarrollo de la lengua oral.

Ya sabemos que no todas las sorderas son iguales, y que hay una gran diferencia entre sorderas prelocutivas y postlocutivas pero… ¿y dentro de las sorderas postlocutivas?

Una pérdida auditiva ocurrida a los cinco años de edad correspondería con una sordera postlocutiva, pero también lo sería una sordera ocurrida a los 20 años de edad… las consecuencias socioemocionales no serían las mismas.

En este apartado vamos a estudiar las sorderas postlocutivas que ocurren en una edad un tanto más avanzada o cuando el niño o la niña son conscientes realmente de lo que les pasa y tienen que afrontar ciertos cambios vitales.

Imagen que representa un adulto.