Reflexiona
“¡Cómo pudo saber el médico que mi hijo era sordo! Sólo le miró le oído un momento! Puede que se haya equivocado.”
“La verdad es que no cabo de estar convencido con el diagnóstico. No pararé hasta quedarme a gusto.”
“¡Cómo pudo saber el médico que mi hijo era sordo! Sólo le miró le oído un momento! Puede que se haya equivocado.”
“La verdad es que no cabo de estar convencido con el diagnóstico. No pararé hasta quedarme a gusto.”
Pongámonos en el lugar de los padres y madres que reciben la noticia de la sordera de su hijo o hija. En un primer momento se “evaden” de la realidad y pasan unos momentos de shock emocional, para pasar poco a poco a otra fase en la que empiezan a hacer frente a lo que les han comunicado. Todo ello les ha generado una gran ansiedad con situaciones de confusión, sentimientos de culpa, rabia y enfado, mezclados con otros de impotencia. Toda esa carga emocional no es fácil de llevar por lo que tras aquella etapa del Reconocimiento aparece otra denominada fase de Negación, que no es otra cosa que un mecanismo de defensa necesario para soportar toda la carga emocional de la etapa anterior.
Esta nueva etapa se caracteriza por:
Estos comportamientos pueden ser totalmente lógicos ya que podría darse el caso de un diagnóstico equivocado, e incluso en los primeros momentos de sospecha de la pérdida auditiva el comprobar si un hijo o una hija oye tu llamada puede estar totalmente justificado. Cuando estos comportamientos aparecen tras una correcta exploración que no arroja dudas es cuando podrían darnos pistas de que la persona se encuentra en esta fase del proceso.
No obstante, recuerda que todas estas fases son totalmente evolutivas y necesarias para conseguir una aceptación total de la sordera, por lo que no son en ningún caso reprochables. Todo lleva su tiempo y como las fases anteriores se irán superando con una buena orientación por parte de su entorno.