Es una etapa preparatoria para el desarrollo del lenguaje, comprende, aproximadamente, los primeros doce meses de edad. En ella, el niño establece los primeros recursos comunicativos, especialmente con su madre o cuidador.
El niño realiza actividades innatas que le sirven para cubrir sus necesidades vitales: llorar, deglutir, succionar, etcétera, pero que, al mismo tiempo, lo van preparando para la función del habla al compartir los mismos órganos.
La comunicación que el niño establece con el medio que le rodea es principalmente afectiva y gestual. El niño muestra una enorme facilidad para incorporarse al medio. A su vez, los adultos se acomodan constantemente a ese nuevo interlocutor, adjudicando intencionalidad a cualquiera de sus acciones.
A partir del segundo mes de vida, aparece el juego vocal, la repetición incesante de sonidos que aparentemente carecen de sentido. Este juego que se inicia con emisiones continuas de sonidos guturales, se produce en los momentos de tranquilidad fisiológica. El niño repite de forma continua un sonido, que, a veces, lo entretiene varios días, hasta que otro nuevo lo sustituye, intercala, o lo combina, generando nuevos sonidos. A esta edad, el bebé es capaz de responder a las incitaciones de su madre en un proceso de aprendizaje que se denomina «imitación». Se podría calificar como juego vocal propioceptivo, ya que no tiene intención comunicativa, se produce independientemente de la lengua, es un juego que le causa placer, es, por tanto, una etapa común en todos los niños, tengan o no déficit auditivo.
Juego vocal propioceptivo-auditivo, aparece alrededor del quinto mes de vida del niño. A la sensación de placer al mover los músculos vocales, respiratorios, etc., se añade la sensación auditiva, que ayuda a la regulación de los sonidos que produce el niño. Este es un período de una riqueza fónica que no está aún al servicio del habla en el que se van excluyendo, inhibiendo aquellos juegos vocales (sonidos) que no forman parte de la lengua materna, al no haber sido reforzados adecuadamente. El niño comienza a adjudicar significado a los sonidos que es capaz de realizar, al escucharlos y repetirlos de los adultos, es la retroalimentación auditiva. Los niños sordos, al faltarles dicha retroalimentación, no se escuchan, ni oyen a los demás la repetición de sus sonidos, pueden inhibir o incluso llegar a perder el laleo inicial.
Conciencia de uno mismo. Apreciación de la posición, equilibrio y sus cambios en el organismo.