Uno de los atributos más importantes del ser humano es el lenguaje oral y la vía normal de adquirirlo es la auditiva. Mediante el lenguaje los niños aprenden a manipular mentalmente la realidad aunque no esté presente, lo que es vital para el desarrollo del pensamiento y el conocimiento.
De cualquier modo, se impone una intervención temprana con el niño sordo, tanto desde el punto de vista auditivo, como del lingüístico, o de ambos a la vez. De otro modo, se comprometería, no solamente el desarrollo lingüístico, sino algunos de los procesos cognitivos interdependientes de la competencia en un código lingüístico sólida y tempranamente establecido.
Cuando el niño padece algún tipo de hipoacusia, se debe tener en cuenta:
- Grado de la hipoacusia.
- Momento en que se detecta la hipoacusia.
- Tipo de tipo de hipoacusia.
- Cantidad y calidad de la estimulación auditiva recibida tempranamente.
- Etcétera.
Se hará un breve resumen de algunas características bastante frecuentes del desarrollo del lenguaje en niños hipoacúsicos, teniendo en cuenta, como ya se ha dicho, que son muchas las variables que hacen que esta descripción sea distinta en cada uno de ellos.
EN LA ETAPA PREVERBAL
La sordera prelocutiva, o congénita, es la que se produce entre el nacimiento y los tres años. Es decir, la pérdida auditiva se produce antes de que se hayan completado las etapas iniciales de desarrollo del lenguaje oral. El desarrollo del sistema auditivo se produce, en su mayor parte, en la etapa prenatal. Tras el nacimiento, son muy importantes los primeros cinco años, en los que se constituye la vía nerviosa, no aumenta el número de neuronas, pero sí su adaptación a las funciones posteriores.
Cumplen un papel destacado, en el desarrollo del lenguaje del niño, la comunicación gestual y la prosodia en el lenguaje, así como las diferentes entonaciones. En el caso de niños oyentes las formas comunicativas basadas en la gesticulación tienden a disminuir con la aparición del lenguaje oral, sin embargo, en los niños hipoacúsicos aparecen nuevos gestos con carácter icónico. Los niños hipoacúsicos, al igual que los oyentes, producen vocalizaciones en igual cantidad, aunque con peor calidad que los oyentes, pero, al no existir «retroalimentación auditiva», disminuyen e incluso pierden el laleo inicial.
DURANTE LA ETAPA VERBAL
La adquisición de palabras es una tarea muy laboriosa para los niños sordos. Cuando el niño consigue unas 50 palabras es capaz de combinarlas formando frases cortas de dos términos (palabra yuxtapuesta), esto suele suceder en los niños oyentes alrededor de los 18 meses, en los niños sordos no ocurre hasta los 30 meses.
Los niños con discapacidad auditiva utilizan sobre todo nombres y verbos, y de forma muy deficiente usan preposiciones, adverbios, conjunciones y pronombres. Priman las palabras contenido sobre las palabras función.
Los niños sordos prelocutivos presentan un retraso importante, respecto a los oyentes, en el dominio de las reglas morfosintácticas. Existe una tendencia constante a repetir la estructura SVO (sujeto-verbo-objeto), lo que produce interpretaciones erróneas, como es el caso de oraciones en voz pasiva interpretadas en activa, o la interpretación siempre en afirmativa de las frases negativas.
A pesar de las diferencias entre el lenguaje de un niño normoyente y el de un niño sordo, se debe tener en cuenta que el lenguaje no puede suprimirse y, que niños sordos sin instrucción, pueden llegar a crear y desarrollar un lenguaje de símbolos. Hay reglas universales para la adquisición del lenguaje, pero en el caso concreto del lenguaje oral se necesita de la audición para su desarrollo natural. Por eso, es importantísimo el determinar lo más pronto posible si existieran alteraciones en la audición.
Existen unos signos de alarma en el comportamiento del niño:
- A los 6 meses: no emite ruidos ni balbuceos.
- A los 12 meses: no oye sonidos (timbre, teléfono), no reconoce su nombre.
- A los 15 meses: no imita palabras simples.
- A los 24 meses: no dice palabras (10).
- A los 36 meses: no realiza frases de dos palabras.
- A los 48 meses: no elabora frases sencillas.
Fuente: J.M. Sequi. Viure en salut. Octubre 2.009
Objeto perceptible por los sentidos, que tiene una relación de semejanza con el objeto que representa.
Son palabras yuxtapuestas formadas por nombre + verbo. Prima la utilidad personal: «nene salir».
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