Además de nuestra profesionalidad en la atención sanitaria a los pacientes, como trabajadores debemos observar una serie de comportamientos medioambientales que contribuyan al desarrollo sostenible de nuestra sociedad.
Los impactos ambientales de cualquier actividad productiva se clasifican en función de si se producen como consecuencia del proceso de entrada de recursos (consumo, ya sea de productos, agua, energía, etc.), del proceso de salida (contaminación y residuos) o se deben directamente a la acción de la actividad sobre el territorio en que se realiza (impactos sobre el espacio).
Una acción con impacto ambiental no tiene porqué ser necesariamente rechazable, aunque debe ser paliada o contrarrestada con medidas correctoras sobre el medio. Otras pueden minimizarse para disminuir su impacto y, finalmente, algunas no están permitidas por la ley.
En nuestra actividad profesional debemos evitar:
Respecto al consumo (energía, agua, productos)
- Usar los equipos informáticos sin configurar el modo de eficiencia energética.
- Gestionar de forma incorrecta los sistemas de iluminación.
- No controlar el aire acondicionado ni la calefacción (ventanas abiertas, corrientes, habitaciones vacías, etc.).
- Consumir demasiado papel, tanto al imprimir como al fotocopiar.
- Usar papel no reciclado o blanqueado con cloro.
- Despilfarrar agua.
- No observar las especificaciones técnicas de uso de los productos de limpieza.
- No reutilizar envases y materiales cuando sea posible hacerlo, teniendo en cuenta siempre cada uno de los protocolos de higiene establecidos.
- No revisar las redes de agua, de forma que se produzcan fugas y derrames.
Respecto a la contaminación y los residuos.
- Permitir que lleguen sustancias peligrosas al agua (productos químicos, mercurio, etc.).
- Usar sistemas de aire acondicionado con CFC y no revisar correctamente sus conducciones, produciendo contaminaciones peligrosas.
- Permitir la contaminación de materiales estériles por contacto con materiales peligrosos, provocando la generación de más residuos de los necesarios.
- No promover información y medios a los usuarios para minimizar el que se ensucien las instalaciones, generando riesgo de infecciones, exceso de residuos, etc.
- Emplear métodos analíticos con alternativas oficiales menos contaminantes; por ejemplo, evitando reactivos con mercurio.
- Gestionar los residuos peligrosos sin seguir los protocolos establecidos por el Centro Sanitario.
- Usar productos de limpieza con fosfatos u otros contaminantes.
- Abusar de los elementos de un solo uso, con la consiguiente proliferación de residuos.