Un puente es una prótesis fija dentosoportada, que se apoya únicamente sobre piezas dentales que el odontólogo previamente ha tallado para hacer de pilares de sujeción. Estos pilares estarán situados generalmente en los extremos de cada zona edéntula (es decir, sin dientes). Sobre ellos irá cementado el puente fijo. Podríamos decir, que el puente fijo es una prótesis que lleva varias fundas unidas entre sí, pero que alguna/s de ella/s sustituye totalmente a un diente ausente. 

Un puente consta de dos partes: 

• Pilares:  Dientes situados en los extremos del espacio, que se tallan para colocar el puente.
• Póntico: Pieza que sustituye al diente perdido.

En las siguientes imágenes podrás ver por un lado un esquema representativo de un puente fijo de 3 piezas y un puente fijo, también de tres piezas, sobre un modelo de yeso. Observa que una de ellas, la central, es una pieza entera, y que sustituye a un diente ausente, y las otras dos se tallan para hacer de soporte. Este puente, por tanto, tiene 3 piezas y 2 pilares.

En el caso de puentes largos, la prótesis necesitará varios dientes pilares donde soportarse ya que solo con los pilares de los extremos no será suficiente y podrían fracturarse. Observa estas fotografías en la que el puente es de 5 piezas pero tiene 3 pilares: Dos en los extremos y una central.

Los puentes, por lo tanto, tienen una desventaja: Que para sustituir una pieza hay que tallar 2, que posiblemente estén sanas. En el primer puente de la primera fotografía hubo que tallar dos dientes que hacían de pilares para uno ausente. En las fotografías del puente de 5 piezas, para sustituir 2 dientes ausentes, hubo que tallar tres piezas pilares. Por eso, entre otras razones, hoy en día, muchos odontólogos aconsejan, siempre que sea posible, los implantes dentales, ya que no hay que tocar los dientes "vecinos" para sustituir ninguna pieza dental. Esto no quiere decir que sean mejor los implantes que los puentes. Como siempre, cada caso es distinto y es algo que debe valorar el odontólogo.