Caso práctico
Hoy es sábado. Ramón y Claudia se telefonean y deciden quedar en casa de Claudia para comer y contarse qué tal les va en sus nuevos trabajos. Además, Ramón tiene muchas ganas de ver también al hermano de Claudia. Se conocen desde hace años y mantienen una gran amistad.
Mientras comen, se explican sus impresiones. Ambos están encantados. Pero el hermano de Claudia no entiende muchas cosas de las que hablan, y pregunta:
—Pero a ver, ¿qué son las prótesis? ¿Y qué decís de no sé qué de los ganchos? ¡No entiendo nada!
Ramón y Claudia ríen.
—Perdona, no somos conscientes de que no eres del mundo dental.
—No, no lo soy, pero me parece interesante lo que contáis. Debe de ser bonito trabajar de cara al público.
—¡Hermanito! A mí ya sabes que me encanta. Y a Ramón ya ves que también.
—Pero a ver, entonces, ¿qué son las prótesis dentales? ¿Son esas dentaduras que lleva la gente mayor?
—Esas dentaduras que dices, querido amigo, son un tipo de prótesis dentales, pero hay muchos más tipos, y no tienen por qué llevarlas solo la gente mayor.
—Claro que no, hermanito. Tú llevas una.
—¡Yo! ¡Qué dices! Yo no llevo ninguna prótesis.
—¡Claro que sí! ¿Te acuerdas cuando te pusieron una funda en un diente porque se te partió al caerte de la bici?
—Sí, claro que me acuerdo ¿Y una funda es una prótesis dental?
—Sí, es un tipo de prótesis fija. Pero hay muchos más tipos y de materiales diferentes.
—¡Qué interesante!
—Y, por cierto, deberías ir a que te hicieran una revisión, a ver qué tal está esa funda y qué tal todo lo demás.
—Pues tienes razón, Claudia. Tengo que pedir hora al dentista. Ramón, podrías darme hora de visita en tu clínica, ¿no?
—¡Por supuesto! El lunes a primera hora te busco un hueco en la agenda.