En esta ocasión has tenido suerte, la víctima respira y no hay signos de hemorragia grave. Has descartado el riesgo vital para la persona accidentada y puedes realizar la valoración secundaria con objeto de encontrar lesiones relativamente menores, pero que bien tratadas, conseguirán mejor tratamiento y curación.
Una persona no especializada debe aplicar los primeros auxilios para la valoración primaria y el mantenimiento de las constantes vitales. Sin embargo es conveniente conocer la sistemática de actuación para la valoración secundaria. Especialmente para los casos en los que la ayuda médica va a tardar en llegar o nos es imposible alertar. Así, una vez que hemos asegurado el mantenimiento de las funciones vitales, podemos ocuparnos de otras lesiones que presente la víctima (heridas, quemaduras, fracturas, etc.).