Son muchos los casos en los que una persona se ha salvado gracias a la rápida intervención de alguien que sabe actuar en una situación de emergencia, socorristas en una playa, compañeros de trabajo, otros conductores en un accidente de tráfico. Seguramente recuerdas alguna historia similar...
2.1.- Objetivos y prioridades del SVB.
Para conseguir ese objetivo general es prioritario:
- Reconocer la situación que requiere el inicio del SVB.
- Activar los servicios de emergencias.
- Iniciar las técnicas de Reanimación Cardiopulmonar (RCP).
- Favorecer la recuperación del funcionamiento cardiaco (desfibrilación).
Las víctimas de parada cardiaca necesitan una Resucitación Cardiopulmonar precoz, que les aporte un pequeño flujo de sangre al corazón y al cerebro, fundamental en esos momentos.
La rápida intervención también aumenta la probabilidad de que un choque con el desfibrilador ponga fin a la fibrilación ventricular y permita al corazón retomar un ritmo eficaz. El masaje cardíaco es fundamental cuando no se puede aplicar un choque antes de los 4 ó 5 minutos posteriores al ataque. La desfibrilación interrumpe el proceso descoordinado de despolarización y repolarización que tiene lugar durante la FV. Si el corazón aún es viable, sus impulsos eléctricos normales retomarán su funcionamiento y producirán un ritmo eficaz, reanudándose la circulación. Es posible que en los primeros minutos posteriores a una desfibrilación con éxito el ritmo sea lento e ineficaz; por lo que es necesario practicar compresiones torácicas hasta que el funcionamiento cardíaco vuelva a la normalidad.
Como se ve en el esquema de actuación para un adulto, al detectar que la víctima está inconsciente o no responde, pedimos ayuda y abrimos la vía aérea. En caso de que no respire con normalidad (ignorando la respiración entrecortada ocasional), avisamos a los servicios de emergencias e iniciamos la reanimación.
El procedimiento para comprobar las constantes vitales se estudió en la unidad anterior dedicada a la valoración de la asistencia en urgencias.
El esquema nos recuerda el procedimiento estudiado, completándolo con la resucitación para el caso de que no respire. La reanimación se inicia con el masaje cardiaco iniciándola con treinta compresiones torácicas seguidas de dos insuflaciones.
Se utiliza una única relación de compresión/ventilación de 30:2 en el caso de un único reanimador. Así conseguimos aumentar el número de compresiones disminuyendo las interrupciones. Al detener las compresiones torácicas, el flujo coronario desciende substancialmente; al retomarlas, son necesarias varias compresiones para que el flujo coronario recupere su nivel anterior. Con frecuencia se producen interrupciones innecesarias en el masaje cardiaco, por lo que es importante señalar que han de reducirse al mínimo.
Soporte vital básico en adultos. Comprobar la consciencia. ¿Responde? SÍ: Valorar su estado y pedir ayuda si es necesario. NO: Pedir ayuda y abrir la vía aérea. ¿Respira? SÍ: Control de hemorragias. Colocar en posición de recuperación (P.L.S.). NO: Llamar al 112. 30 compresiones torácicas. 2 insuflaciones y 30 compresiones.