¿Qué se considera un niño a efectos de la reanimación cardiopulmonar?
Las características físicas del niño van desapareciendo al comienzo de la pubertad. Parece lógico considerar niño hasta la pubertad. A partir del momento en que el reanimador considere que se encuentra ante un adolescente joven, aplicará las técnicas del adulto. Incluso en el caso de que se apliquen las técnicas del niño a un adulto joven, el perjuicio sería escaso, ya que en los adultos jóvenes se continúan los patrones de parada existentes en los niños (paradas secundarias por fallo respiratorio).
Una de las principales diferencias en la actuación se basa en el agotamiento de las reservas de oxígeno. En el caso de los niños es mucho más frecuente la parada cardiaca secundaria a consecuencia del fallo respiratorio o la obstrucción de la vía aérea. En esta situación es prioritaria la llegada de oxígeno al cerebro, siendo el origen de estas variaciones.
Para reanimadores no sanitarios (sin formación específica en resucitación pediátrica) la relación de compresiones ventilaciones es la misma que para el adulto 30 compresiones / dos insuflaciones.
Las siguientes modificaciones consiguen una secuencia de actuación más adecuada en el caso de niños y lactantes.
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Variaciones respecto a la
apertura de la vía aérea.
- En el caso de los lactantes se busca la posición neutra de la cabeza. Debido a la anatomía de los lactantes, es necesario que la apertura de la vía aérea sea suficiente pero sin llegar a la posición que se alcanza en el niño y en el adulto. La cara del lactante queda casi en posición horizontal.
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Variaciones respecto a la
ventilación.
- Realizar cinco ventilaciones iniciales (llamadas ventilaciones de rescate) antes de comenzar con las compresiones torácicas.
- Un reanimador único debe aplicar la RCP durante 1 minuto aproximadamente, antes de ir en busca de ayuda. Durante ese primer minuto se consigue un aporte de oxígeno fundamental para la supervivencia de las células cerebrales.
- En el caso de los lactantes la ventilación la realizamos abarcando con nuestra boca la boca-nariz del bebé. Si no podemos abarcar la boca-nariz del lactante utilizaremos la técnica del adulto pinzando la nariz.
- Las insuflaciones deben ser adecuadas al tamaño del niño o del lactante hasta conseguir la elevación pasiva del tórax. En el caso de los lactantes, con pequeñas insuflaciones se consigue esta elevación.
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Variaciones respecto a las
compresiones torácicas.
- Las compresiones torácicas deben conseguir deprimir el tórax aproximadamente un tercio de su profundidad. Para conseguirlo se utilizan sólo dos dedos para los niños menores de un año, y una o ambas manos para niños mayores de un año, lo que sea necesario para lograr una profundidad de compresión adecuada.