La estructura ósea de un bebé es mucho más flexible que la de un adulto. El pequeño corazón se encuentra protegido por esta estructura flexible que cede bajo la presión con gran facilidad. ¿Con qué presión he de aplicar el masaje cardiaco en estos casos?
El miedo a provocar algún daño ha detenido a muchos reanimadores. No debes olvidar que si decides realizar un masaje cardiaco es porque el bebé se encuentra en una situación en la que lo más dañino es no realizar la reanimación.
Las compresiones torácicas se efectúan de la siguiente manera:
Para todos los niños, comprimir en el tercio inferior del esternón. La compresión debe ser suficiente para deprimir el esternón aproximadamente un tercio de la profundidad de tórax. Dejar recuperarse el tórax y repetir con una frecuencia aproximada de 100 por minuto. Tras 30 compresiones realizar la maniobra frente mentón y dar dos respiraciones efectivas. Continuar con las compresiones y la ventilación con una relación de 30:2. Aunque la frecuencia de las compresiones debería ser de 100 por minuto, el número actual de compresiones será menor al tener que intercalar las respiraciones de rescate.
El método de las compresiones varía ligeramente entre el niño y el lactante.
Para realizar las compresiones en los niños mayores de un año, se colocará el talón de una mano sobre el tercio inferior del esternón levantando los dedos para asegurar que la presión no se aplica sobre las costillas. El reanimador se deberá colocar vertical al tórax de la víctima, y con el brazo extendido, se comprime el esternón aproximadamente un tercio de la profundidad del tórax. En niños grandes o cuando el reanimador es pequeño resulta más sencillo realizar las compresiones con las dos manos, una sobre otra, con los dedos entrelazados.
Para realizar las compresiones en lactantes, se colocarán dos dedos en el tercio inferior del esternón, asegurándonos de no realizar las compresiones sobre la parte alta del abdomen. Se comprime el esternón aproximadamente un tercio de la profundidad del tórax.