Caso práctico

Antes de explicar la técnica de aislamiento y de colocación de los selladores de fosas y fisuras, debemos conocer en qué casos podemos y en qué casos no debemos colocar selladores de fosas y fisuras. En nuestra nomenclatura hablaremos de indicaciones (cuando sí podemos o debemos sellar) y contraindicaciones (cuando no debemos sellar).
A pesar de que los sellados de fisuras han sido reconocidos como un método efectivo para la prevención de las caries de fosas y fisuras, existen cuestiones clínicas a cerca de sus indicaciones, los criterios para su colocación y las técnicas para optimizar su retención y efectividad.
Los protocolos para su aplicación siguen recomendaciones clínicas basadas en el conocimiento y la experiencia acumulados durante años y tratan de combinar el juicio clínico profesional con las necesidades individuales del paciente.
Con estas recomendaciones, los factores principales a considerar para colocar selladores son:
En cuanto a su morfología, podemos encontrar fisuras con las siguientes formas:
Esta imagen muestra claramente que el patrón de fisuras es variado y también las condiciones de cada fisura, de tal manera que en algunos de los tipos con morfologías anchas se puede conseguir fácilmente la autoclisis y ser resistentes a la caries, mientras que otras más estrechas presentan zonas inaccesibles a cualquier tipo de medida de higiene, ya sea individual o profesional, por lo que tienen mayor susceptibilidad a la caries.
Estas fisuras pueden llegar a medir hasta 1.5 mm y el cepillo dental solamente llega a 0.4 mm de profundidad. Por lo tanto la indicación de sellantes para prevenir caries ha sido una medida de gran utilidad.
Además, esas zonas retentivas de la fisura representan las de menor grosor y mayor debilidad del esmalte, por tanto, las de mayor propensión y facilidad para el desarrollo de caries.
Se denomina a la autolimpieza de zonas dentarias debido a la masticación y a los movimientos de la lengua y mucosa.