
En la naturaleza podemos encontrar numerosas formas de presentación del flúor. Principalmente se puede encontrar en forma de sales de flúor. Existe flúor en la litosfera, hidrosfera, atmósfera y biosfera.
El interés de la odontología por el flúor empezó en la década de los años 20, cuando en el suroeste de los Estados Unidos se identificó el flúor del agua como causante de un esmalte moteado en la población que allí residía. Al mismo tiempo se comprobó que las personas con tinción marrón intrínseca (moteado) presentaban menos caries dentales que los que no lo tenían.
Posteriormente se trata de determinar la concentración óptima de flúor en el agua, aquella que podía inhibir de forma eficaz la caries sin provocar el moteado del esmalte. Con este fin se comparan ciudades con diferentes niveles de flúor natural en el agua. De sus resultados los investigadores determinaron la concentración óptima de 1ppm (mg de F/Kg del producto considerado).
Actualmente, se estima que un adulto consume diariamente 0,5 mg/día de ion flúor (generalmente en forma de fluoruro), procedente de los alimentos; además de una cantidad variable procedente del agua y otras bebidas.
La presencia de flúor en los alimentos es variable en función del suelo, del agua usada y de la concentración de flúor en el aire.
Así pues, podemos encontrar las siguientes concentraciones de flúor en los grupos alimentarios siguientes:
- Vegetales: Destacan el té (con 175 ppm), los tomates (con 41 ppm), las judías (con 18 ppm ) y el resto de vegetales (con menos de 10 ppm).
- Carnes: Encontramos flúor en el hígado de vaca (5 ppm), el riñón de vaca (con 2,5 ppm) y en la carne de pollo, ternera y cordero (con 1 ppm).
- Pescados: Sardinas (con 15 a 25 ppm) y salmón (con 7 ppm).
Hoy se acepta en general, que la acción preventiva del flúor se debe a su capacidad remineralizadora del esmalte e inhibitoria de los microorganismos; como veremos más adelante.
La utilización de flúor proporciona más resistencia al diente contra la caries. Aporta mineralización a los tejidos duros del diente. Se une a los cristales del esmalte transformándolos de hidroxiapatita a fluorapatita, mucho más resistente al ataque ácido.
El flúor también tiene un efecto desensibilizarte y se utiliza en personas con molestias dentales durante la ingesta de alimentos calientes o fríos.
No hay que olvidar que el flúor es una sustancia tóxica o incluso letal a dosis altas, por tanto, debemos controlar su utilización y contraindicar su uso en niños menores de 6 años ya que no controlan correctamente el reflejo de la deglución.
Agua que se encuentra bajo y sobre la superficie de la Tierra.
Que tiene capacidad de remineralizar.
Es el aporte o reincorporación de compuestos minerales, iones de calcio y fosfato principalmente, junto con otros iones, en la superficie o dentro del esmalte parcialmente desmineralizado, es decir que previamente los han perdido.
Mineral y material biológico a la vez formado por fosfato de calcio cristalino, es el constituyente inorgánico de los huesos y dientes que les confiere su dureza característica
Compuesto formado al combinarse el flúor con los cristales de Hidroxiapatita. Aumenta mucho la resistencia del esmalte, haciendo que este sea más resistente a la descalcificación y desmineralización inducida por los ácidos producidos en la boca.
Que disminuye o hace desaparecer la sensibilización nerviosa.
Capa constituida por agua, tierra y una masa delgada de aire, en la cual se desarrollan los seres vivos; comprende desde unos 10 km de altitud en la atmósfera hasta los fondos oceánicos.
Que está salpicado con lunares o manchas pequeñas de distintos colores.
Que prohíbe, reprime o impide la manifestación de una reacción o conducta fisiológica o psicológica.
Que causa o puede causar la muerte.
Acción de deglutir. Se refiere a la acción por la cual se produce el paso de los alimentos o de otras sustancias por la boca para llegar al estómago.
El término reflejo se define como la respuesta automática e involuntaria que realiza un ser vivo ante la presencia de un determinado estímulo.