Los suplementos orales de fluoruro (SOF) se establecieron para ofrecer F a comunidades donde no se podía fluorar el agua. Por ello, la cantidad de suplemento administrada se realiza en función de la concentración de ión F del agua de consumo.
Se emplea fluoruro sódico que debe administrarse en función de la edad del niño y de la cantidad de flúor que contenga el agua de consumo. Este compuesto (NaF) se absorbe entre un 90 y un 97% si se toma sin alimentos. La biodisponibilidad desciende hasta un 53,7% cuando se toma con leche y otros productos lácteos.
Así pues, los SOF deben administrarse en ayunas y alejados de las tomas de productos lácteos, para evitar la precipitación de fluoruro cálcico. Pueden usarse gotas desde los 6 meses al año o dos años, continuando después con comprimidos. Para aprovechar el papel tópico del F, lo ideal sería darlo en forma de comprimidos masticables o comprimidos que al chuparse se disuelvan lentamente.
La utilización de suplementos farmacológicos debe realizarse bajo un estrecho control. Debemos conocer perfectamente todas las posibles vías de aportación de flúor que puede recibir el niño (agua de consumo, alimentos, colutorios, dentífricos…), antes de administrar estos preparados farmacológicos.
La siguiente tabla relaciona la concentración de flúor en el agua de alimentación, la edad del niño y la dosis en miligramos que debemos dar como suplemento.
Fracción o porcentaje de una dosis administrada de fármaco inalterado que llega al flujo sanguíneo (circulación sistémica). Es decir, la proporción del medicamento o compuesto capaz de conseguir el efecto deseado del mismo.
En química, la precipitación se refiere, a la reacción química en la cual se produce un sólido a partir de líquidos. Esta precipitación implica que la sustancia no puede seguir disuelta en el líquido lo que hace que se forme un sólido.