Cuando las pastas no dan suficiente resultado, se pueden intentar algunos métodos en el consultorio.
En consultorio, tenemos las siguientes opciones (ordenadas de más conservadora a más agresiva).
Barniz de flúor.
Las sustancias fluoradas se han utilizado clásicamente como desensibilizantes dentinarios.
El flúor se une al diente y reduce la transmisión de sensaciones, además de reforzar el esmalte ayudando en el proceso de remineralización de su superficie.
Es el mismo principio activo que se usaba en las fluorizaciones tópicas; al igual que su técnica de aplicación:
- Es recomendable (pero no imprescindible) limpiar y secar las zonas donde quieres aplicar el barniz o la laca cuidadosamente.
- Aplicar la laca o el barniz; y con la ayuda de un pincel o Microbrush repártelo uniformemente por la superficie.
- Secar la laca o el barniz con aire comprimido durante un minuto aproximadamente.
- Dar las instrucciones post-operatorias al paciente: No comer y no beber en 30 minutos; no cepillar la zona en 24 horas.

Resinas compuestas.
Si el paciente presenta hipersensibilidad dental por abrasión o erosión de áreas cervicales, puede usarse un material restaurativo para restaurar la forma funcional y anatómica del diente.
Es una técnica sensible y cara, pero parece tener mayor duración y ser más predecible que los agentes tópicos como el flúor.
El objetivo de emplear resinas y adhesivos para sellar los túbulos dentinarios es evitar que los estímulos que producen dolor lleguen a la pulpa. Aunque su objetivo no es tratar zonas generalizadas de sensibilidad radicular, puede ser un método terapéutico eficaz cuando fallan otros recursos.
La técnica de colocación es muy sencilla:
- Debes realizar el aislamiento relativo con rollos de algodón.
- Aplicas el desensibilizante con la ayuda de un Microbrush.
- Polimerizas el agente desensibilizador con luz halógena durante 40 segundos.
- Retiras el aislamiento relativo con la ayuda de unas pinzas.