Con estos instrumentos se produce una abrasión mecánica de la superficie dental mediante la acción de un haz de agua con partículas de bicarbonato sódico.
El haz de agua se dirige a la tinción mediante una pieza de mano activada por el equipo de aire comprimido.
Con este sistema se generan gran cantidad de aerosoles potencialmente contaminantes, por tanto, debes usar siempre los elementos de protección anteriores.
Este método requiere una serie de precauciones en su utilización como:
- En pacientes hipertensos por la posible ingesta de sodio que puede conllevar un incremento de la presión arterial, debemos informar al paciente y prevenirle para evitar una posible ingestión accidental .
- Presencia de recesiones gingivales: Es un método muy abrasivo y, por tanto, puede desgastar con suma facilidad las estructuras dentales cervicales expuestas por la recesión.
- Presencia de obturaciones de composite o presencia de cementos dentales: Ambos materiales tienen una resistencia al desgaste menor que el esmalte dental. Además, en el caso de los composites, podemos eliminar el brillo conseguido con el material de restauración. Esto último es muy importante en las restauraciones estéticas del grupo anterior.
Y, evidentemente, este método posee una gran ventaja: La rapidez en la eliminación de tinciones extrínsecas resistentes. No existe ningún método comparable a éste en cuánto a rapidez.
Es un compuesto químico que se presenta en forma de polvo fino y cuyas partículas tienen efecto abrasivo cuando se administran frotando sobre una superficie. En odontología se emplea en aeropulidores, aparatos que expulsan agua a presión, mezclada con bicarbonato de sodio, provocando un pulido suave en la superficie del diente sin llegar a desgastarlo en exceso.
Proceso por el que la encía se retrae por debajo de la línea amelocementaria del diente, dejando al descubierto partes del diente que antes estaban ocultas bajo la encía.