Colaborando con el aparato locomotor en la función de relación, el sistema nervioso es el encargado de recibir los estímulos, conducirlos, si así se requiere, al sistema nervioso central, y, además, ser el medio de conducción de la respuesta elaborada hasta los efectores de la misma, que son los músculos.
Has de saber también que este sistema colabora también de forma estrecha con el sistema endocrino, de forma que hay fuentes que hablan de ellos como de un único sistema: el sistema neuroendrocino.

¿Recuerdas las características del tejido nervioso, que has estudiado en un capítulo anterior? Allí has estudiado las sinapsis, que son la base para entender el mecanismo de la transmisión del impulso nervioso. Este impulso tiene componentes químicos y eléctricos. Los cambios iónicos de las membranas crean potenciales eléctricos y originan “ondas” de transmisión, siempre en el mismo sentido: de las dendritas al axón. Puede alcanzar velocidades superiores a los 100 m/s.

El sistema nervioso se puede estudiar desde distintos puntos de vista por su distribución anatómica y sus características funcionales, vamos a verlo:

SISTEMA NERVIOSO CENTRAL (a partir de ahora, SNC):

Protegido por estructuras óseas (cráneo, columna vertebral) y por las meninges, se divide a su vez en:

• Cerebro: La parte más grande del SNC está dividida en dos hemisferios unidos entre sí por una estructura central (el cuerpo calloso). En su corteza es donde se hacen conscientes los estímulos. En este órgano residen las capacidades superiores del organismo humano como la de pensar, la memoria, el lenguaje o la capacidad creativa. Es el encargado de controlar y coordinar las acciones voluntarias, así como el resto de centros nerviosos.

• Cerebelo: A este órgano, situado en localización inferior y posterior al cerebro, lleno de surcos y circunvoluciones, se le ha llamado figuradamente “el árbol de la vida” por su aspecto y funciones. Controla los movimientos “aprendidos”, es decir, aquellos para los que hemos elaborado automatismos. Seguro que has oído decir que a patinar o a ir en bicicleta se aprende para toda la vida. Puedes darle las gracias al cerebelo. También es el encargado del mantenimiento de la postura y el equilibrio, y permite la coordinación y la acción conjunta de la musculatura agonista y antagonista en los movimientos.

• Tronco del encéfalo: Formado a su vez por el mesencéfalo, la protuberancia y el bulbo raquídeo, conecta el cerebro con la médula espinal. Cuando tienes hipo o estornudas, esta estructura ha colaborado en ello. Se encarga de intervenir en funciones automáticas involuntarias como el ritmo cardíaco y el ritmo respiratorio o la regulación de la presión sanguínea (aunque no es el único sistema de regulación de los mismos), la deglución y los movimientos peristálticos del tubo digestivo, el reflejo de la tos y el estornudo, la alternancia de sueño y vigilia, o los molestos reflejos del vómito. Y estos son sólo una pequeña muestra.

• Médula espinal: De ella salen los nervios raquídeos (que forman el sistema nervioso periférico) a cada lado y a nivel de cada unión intervertebral, que inervarán a los músculos, órganos y glándulas de cada zona que les correspondan. Llega hasta el nivel de la segunda vértebra lumbar (L2) y, a partir de ahí, el canal raquídeo contiene sólo los nervios raquídeos que se dirigen a niveles más inferiores, formando la denominada “cola de caballo”.

SISTEMA NERVIOSO PERIFÉRICO (a partir de aquí, SNP):

Está formado por los nervios periféricos, que pueden ser aferentes o receptores (van desde la periferia hacia el SNC) y eferentes o efectores (van desde el SNC a la periferia).

SISTEMA NERVIOSO VEGETATIVO:

También se le llama autónomo, ya que, como su nombre indica, será el coordinador y modulador de funciones involuntarias como el ritmo cardíaco, la apertura pupilar o la sudoración. Está formado por dos subsistemas que a menudo realizan tareas antagónicas: el sistema simpático y el sistema parasimpático.