Cuando pensamos en los nutrientes que entran en el organismo, tendemos a pensar solamente en los que pueden aportarnos energía (principios inmediatos) o en los que forman parte de las sustancias reguladoras (vitaminas, minerales, agua, etc. ). Estos aspectos son los que veremos más adelante cuando hablemos del aparato digestivo.
Pero el estudio de la función de nutrición pasa también por comprender cómo sucede la entrada de oxígeno y la salida de dióxido de carbono en el organismo, proceso básico para la supervivencia celular y del organismo en sí mismo.
Desde que el aire inspirado entra por la nariz o la boca y se dirige por vía laríngea, traqueal y por las sucesivas ramificaciones bronquiales hasta los alvéolos para realizar el intercambio gaseoso con los capilares alveolares, hasta el camino contrario que seguirá el aire espirado para salir al exterior, los procesos que acontecen pertenecen al funcionamiento del sistema respiratorio.
Fisiológicamente, podemos diferenciar varios procesos, que tendrán gran importancia en la definición de las diferentes alteraciones y patologías respiratorias que estudiarás en unidades de trabajo posteriores:
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PERFUSIÓN: Hace referencia al correcto paso del flujo sanguíneo a través de los capilares pulmonares alveolares. Si existe una alteración que obstruya este flujo, el intercambio de gases será imposible. Es lo que sucede en la embolia pulmonar.
- VENTILACIÓN: Este término nos indica cómo llega el aire inspirado al fondo alveolar. Si existe una alteración que impida que el flujo aéreo alcance la pared epitelial del alveolo (por ejemplo, un tapón de moco), tampoco se hará efectivo el intercambio de gases.
La ventilación consta de dos fases:
- La inspiración, o entrada de aire, es un proceso activo, que requiere la participación de la musculatura intercostal y el diafragma. En este movimiento, las costillas se horizontalizan y el diafragma desciende, con lo que se amplia la capacidad pulmonar.
- La espiración, o salida de aire, que es un proceso pasivo en el que los músculos intercostales y el diafragma se relajan, la parrilla costal pasa a su posición inicial y el aire rico en dióxido de carbono es expulsado.
En el aparato respiratorio, existe toda una zona del árbol bronquial en la que el intercambio gaseoso no es posible, siendo sólo factible a nivel alveolar. Es lo que conocemos como “espacio muerto”, que en el ser humano es de aproximadamente 150 ml.
- DIFUSIÓN: de los gases en los alveolos. La palabra se refiere al paso de moléculas de oxígeno y de dióxido de carbono en los dos sentidos a través de la doble capa celular que han de atravesar (la del alvéolo y la del capilar). Este proceso se produce gracias al gradiente de concentración de los gases a uno y otro lado de la zona de intercambio.
En condiciones de reposo, realizamos entre 12 y 20 respiraciones en cada minuto, movilizando cantidades de aire muy variables. Por cada respiración se movilizan aproximadamente 500 ml de aire (volumen corriente).
Por lo tanto, el volumen respiratorio por minuto será de unos 6 litros.
Estos valores se incrementan de forma importante si se fuerzan la inspiración o la espiración. La capacidad vital será la máxima cantidad de aire que cabe en nuestros pulmones desde una situación de espiración máxima a una de inspiración máxima.
Cuando ya se ha realizado el intercambio gaseoso, el sistema cardiocirculatorio será el encargado de llevar el oxígeno a todas y cada una de las células de nuestro organismo.
Los alvéolos pulmonares son las pequeñas fosas terminales de los bronquiolos. En ellos se desarrolla el intercambio de gases entre el aire que se inhaló y la sangre. Estos alvéolos se asemejan a sacos, donde el organismo logra conseguir el oxígeno que necesita para su funcionamiento.