Vamos a ver algunas de las manifestaciones más frecuentes. Recuerda que debes saber distinguir un síntoma de un signo clínico. Un signo siempre permite una valoración objetiva mientras que un síntoma solo puede ser valorado por el paciente, y por ello es subjetivo:
Dolor:
¿Existe algo menos demostrable que el dolor? Pues aún así, se han hecho intentos de medir la intensidad de este dolor, mediante las escalas de dolor o el "algómetro" (¿Recuerdas? –algia– significa dolor, y –metría– es el sufijo que significa medida). Estas escalas del dolor van desde una simple regla numerada (de 0 a 10) o con calificación (desde "nada de dolor" a "el dolor más intenso").
- Con esto ya tenemos establecido el "cuánto", pero en semiología médica, respecto al dolor, puede ser mucho más importante conocer el "dónde" y el "cómo". De este modo, podemos diferenciar entre dolor continuo o de tipo cólico (que aumenta y disminuye), etc. hasta conseguir cualificar adecuadamente el síntoma.
Astenia:
Es la forma de expresar el cansancio intenso, con fatiga física y psíquica. Seguro que te parece que no deja de ser un término muy poco concreto, y variable según la sensibilidad propia de cada individuo.
- Puede deberse a múltiples causas orgánicas, tan variadas como la infección, la anemia, el embarazo, el hipotiroidismo, las enfermedades musculares o la acción de ciertos fármacos. También puede ser causada por problemas de tipo funcional, como la falta de sueño o el estrés.
Anorexia:
Utilizamos este término para indicar la falta anormal de apetito.
- Al igual que la astenia, que has estudiado antes, puede tener entre sus factores causales unos de origen orgánico (por ejemplo, una gastroenteritis, una infección por virus, etc.), en los que la anorexia cesa cuando desaparece el trastorno que la ha producido, o un origen psicológico, que puede oscilar desde la preocupación o el estrés hasta cuadros muy graves como la anorexia nerviosa.
Fiebre:
El cuerpo humano es homeotermo, es decir, que mantiene su temperatura interna dentro de unos márgenes estables. Ante ciertos problemas de salud, esta regulación se altera y el cuerpo reacciona aumentando su temperatura interna por encima de los valores considerados dentro de la normalidad.
- La fiebre es un signo, y por lo tanto, si recuerdas la definición, es objetivable y mesurable.
- El instrumento que utilizamos para medir la temperatura corporal es el termómetro. Si bien antiguamente estaban construidos con mercurio, hoy en día se utilizan los digitales, más rápidos en la determinación y más seguros que los antiguos.
La temperatura se puede medir en la superficie cutánea (se suelen utilizar los pliegues axilar o inguinal) o en las mucosas (generalmente, la bucal o la anal). En estas últimas zonas, la temperatura se eleva medio grado centígrado respecto a las cutáneas, cosa que hemos de tener en cuenta cuando interpretemos los datos de medida obtenidos.
- La temperatura cutánea corporal que indica febrícula es mayor a 37,2 ºC. Por encima de los 37,5 ºC hablamos ya de fiebre. Reservamos el término "hipertermia" para temperaturas más altas de 40 ºC, con las que aparece sintomatología más abigarrada como estados confusionales, convulsiones, etc. Temperaturas más altas de los 42 ºC suelen ser incompatibles con la vida.
Alteraciones ponderales:
Ante las alteraciones del estado de salud, el cuerpo humano suele reaccionar con cambios de peso corporal.
- El adelgazamiento sin causa aparente es uno de los primeros signos de patologías como las infecciones o enfermedades crónicas o el cáncer. Suele ir asociado al síntoma del que hemos hablado anteriormente, la anorexia, y este signo contribuye a la objetivación del problema.
- Al adelgazamiento extremo se le denomina caquexia, y se observa en enfermedades de larga evolución muy consuntivas, como por ejemplo el síndrome de inmunodeficiencia adquirida, en la anorexia nerviosa, etc.