Caso práctico
Claudia, Ramón, Daniel y Marta están en el coche, de vuelta del concierto de esta tarde.
-El concierto ha sido fantástico, ¿no creéis? –preguntó Ramón- Vaya marcha llevaban los del grupo…
-Estaba abarrotado de gente, pero el sonido llegaba muy bien, ¿no? –intervino Marta- ¿Tú qué crees, Daniel?
Pero Daniel no podía contestar, porque en ese momento se había llevado a la boca su inhalador.
Los demás le miraban preocupados.
Pasados unos instantes, les contestó:
-Me ha gustado mucho el concierto, pero la próxima vez, espero que me aviséis si vuelve a ser en un local cerrado… ¡y lleno de moqueta! ¡Creía que me ahogaba!
-¡No sabíamos que fueras asmático!
Claudia tampoco lo sabía, pero ya tenía suficiente experiencia clínica como para reconocer los signos indirectos de los problemas respiratorios. Tan sólo llegar al local del concierto, Daniel había comenzado a toser de forma persistente. Claudia había estado a su lado durante toda la actuación y, en un breve momento de silencio entre canción y canción, había podido oír un ligero silbido cada vez que su amigo espiraba. Inquieta, no le había quitado el ojo de encima en toda la tarde…
-Pero ya estás mejor, ¿verdad, Daniel? –preguntó Marta.
-Claro que sí. ¡Mi inhalador hace milagros! Y ahora, ¿Dónde nos vamos para seguir la juerga?