Vamos a ver sus características.
LOS VIRUS
Son los microorganismos más pequeños, dado que sólo son visibles con el microscopio electrónico. Para activarse y reproducirse necesitan entrar en las células.
No se encuentran en el organismo humano de forma simbiótica, como veíamos en el caso de ciertas bacterias o ciertos hongos. Por lo tanto, cabe considerarlos como organismos infectivos. No obstante, se están utilizando en investigación biomédica para contrarrestar los crecimientos de ciertos tumores, inhibir replicaciones bacterianas, etc.
Estructuralmente, están formados por ácido nucleico (ADN o ARN), envuelto en una cápsula. Carecen de otros elementos, y no pueden replicarse de forma autónoma, por lo que no es correcto considerarlos como células.
La forma infectiva de los virus puede corresponder a dos patrones básicos diferentes:
- Infección lítica: el virus penetra en la célula y su ADN se mezcla con el de ella. Para su multiplicación, utiliza los recursos de la célula, que finalmente es destruida, liberando los virus recién formados.
- Infección lisogénica: el ADN viral se mezcla con el ADN celular y, cuando la célula se multiplica, también se replica el material genético del virus, perpetuando la alteración en las células hijas. Estas infecciones suelen permanecer latentes durante tiempo, sin destruir a la célula, ya que el virus aprovecha su ritmo de mitosis para replicarse.
Son enfermedades producidas por virus, algunas que van desde el espectro más benigno, como el resfriado común, el exantema súbito o las verrugas, a enfermedades muy severas como el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) o las hepatitis.
Los virus no son los agentes infecciosos más simples. Por debajo de ellos, descubiertos en la última década del siglo XX, hallamos a los priones, que ni tan sólo disponen de ácidos nucleicos, y su estructura se limita a ser de naturaleza proteica. Aún se desconocen en parte sus mecanismos de patogenia y transmisión.