Antes de proseguir con el desarrollo de esta unidad de trabajo, es preciso que concretemos un conjunto de términos que son muy utilizados en el estudio de las infecciones y que pueden dar lugar a confusiones:
- Cuando nos referimos a los elementos que intervienen en las infecciones, tenemos que hacer referencia a:
- El agente: es el ser biológico que causa la infección o infestación. Es aquí donde incluiremos a los virus, las bacterias, los hongos y levaduras, los protozoos y los parásitos pluricelulares.
- El vector: es el organismo vivo que aloja al agente y lo transmite a otro organismo vivo. Un buen ejemplo lo constituye el mosquito Anopheles -en este caso, el vector-, que, por su picadura al hombre, es transmisor del paludismo (un protozoo llamado Plasmodium -en este caso, el agente-)
- El huésped: es el organismo receptor de la infección, por lo tanto, como estamos hablando de patología infecciosa humana, el huésped es el hombre.
- Cuando nos referimos al proceso patogénico nos referiremos a:
- El contagio: es el proceso de transmisión del agente entre huéspedes o a partir de otros vectores. En principio, toda enfermedad infecciosa es potencialmente contagiosa. Aún así, es importante conocer que hay una gradación en cuanto a la facilidad para este contagio:
- Algunas enfermedades son altamente transmisibles. El ejemplo más clásico es la varicela, con una contagiosidad muy elevada, es decir, que ante un caso en una clase escolar, a las dos semanas (período de incubación) se habrán visto afectados la mayor parte de los niños que no habían sufrido la enfermedad previamente.
- Otras enfermedades tienen una transmisibilidad baja: Es el caso de la lepra. Al contrario de lo que mucha gente piensa por la imagen bíblica clásica (¿has visto la película Ben-Hur ?), la lepra es una enfermedad que requiere un contacto intenso y prolongado del afectado con una persona que además sea especialmente susceptible a la infección por este agente (la mayoría de las personas posee resistencia natural a la lepra).
- El período de incubación: es el tiempo que pasa entre el contagio y la aparición de la sintomatología. Durante este período, hay algunos agentes que ya pueden ser contagiados a otros huéspedes.
- El contagio: es el proceso de transmisión del agente entre huéspedes o a partir de otros vectores. En principio, toda enfermedad infecciosa es potencialmente contagiosa. Aún así, es importante conocer que hay una gradación en cuanto a la facilidad para este contagio:
- Cuando hablamos de forma específica del agente productor de la enfermedad, la capacidad dañina de este viene determinada por:
- La vía de entrada que el agente suele utilizar.
- Algunos agentes utilizan la solución de continuidad de la piel o las mucosas (por ejemplo, sobre una herida), otros utilizan los orificios naturales del organismo, como la boca o la nariz, o los genitales en el caso de las enfermedades de transmisión sexual, etc.
- La cantidad de gérmenes patógenos.
- La capacidad y velocidad de multiplicación.
- El poder de invasión a través de los tejidos que tenga el germen.
- La toxicidad, ya sea por sus efectos directos o por tóxicos producidos por él.
- Un ejemplo es la bacteria Clostridium botulinum , capaz de producir uno de los tóxicos más letales de la naturaleza: la toxina botulínica.
- La asociación de diferentes agentes patógenos: si bien, en muchas ocasiones existe una inhibición competitiva de uno de los gérmenes a favor del otro, también pueden ejercer una sinergia que empeora la infección.