Los leucocitos tienen unas propiedades que los hacen óptimos para esta función y que son:
- Quimiotactismo: capacidad de alejarse o acercarse a una fuente quimiotáctil (otra célula, una molécula determinada, etc.)
- Diapedesis: mecanismo por el que pueden deformarse para huir de los capilares sanguíneos.
- Movimiento ameboide: es un sistema de movimiento "reptante".
- Fagocitosis: Es el sistema de ingesta de los granulocitos y los macrófagos.
Las células blancas se forman en la médula ósea, a partir de las células madre. Ya desde el inicio, se separan dos estirpes: las células fagocitarias y los linfocitos. Las primeras van a ser las encargadas de la defensa general o no específica, mientras que los linfocitos tienen a su cargo la función de defensa específica.
En la siguiente tabla, puedes ver el origen de las diferentes células que intervienen en los procesos inmunitarios
Origen de las estirpes leucocitarias implicadas en la respuesta inmune
Origen de las estirpes leucocitarias |
En la médula ósea: Célula madre pluripotencial |
Célula madre mieloide |
Polimorfonucleares neutrófilos. |
Eosinófilos. |
Basófilos. |
Monocitos. |
En los tejidos: Macrófagos. |
Célula madre linfoide |
En el timo: Linfocitos T |
T helper (T4 o colaboradores). |
T killer (T8 o citotóxicos). |
T supresores. |
En la médula ósea y en otros tejidos (intestinal y hepático): |
Linfocitos B |
B presentadores. |
Células plasmáticas. |
B de memoria. |
Linfocitos NK (natural-killer). |
A estas células procedentes de la médula ósea hay que añadir las células dendríticas, probablemente de linaje mieloide, que son imprescindibles como presentadoras de antígeno en la respuesta inmune.