Como ya has estudiado, la integridad del sistema inmune es fundamental para la defensa del organismo enfrente de noxas que provienen del exterior, o de anomalías que aparecen en las propias células, como los tumores.
¿Qué factores nos pueden hacer sospechar que existe un trastorno del sistema inmunitario?
Podríamos hallarnos clínicamente en diferentes situaciones "sospechosas":
- Infecciones recurrentes: la reincidencia de una infección bacteriana, por ejemplo las otitis, obliga a estudiar si el sistema inmunitario funciona de forma adecuada.
- Infecciones poco frecuentes: existen gérmenes que sólo son capaces de multiplicarse en terrenos "fáciles", es decir, en individuos poco competentes desde el punto de vista inmunológico (hospitalizados, inmunodeprimidos, etc.).
- Repetición de enfermedades que deberían haber dejado una inmunidad permanente de memoria: Sería extraño médicamente ver una reinfección por sarampión, rubéola o varicela en una persona que no tenga problemas inmunitarios...
- Manifestaciones graves de infecciones "a priori " leves: el sistema inmunitario no ha sido eficaz en la lucha contra un germen que suele provocar manifestaciones clínicas benignas, y se ha diseminado.
- Reacciones inmunitarias exageradas: Es el caso de las reacciones de intolerancia o hipersensibilidad.
- Enfermedades sistémicas con afectación multiorgánica inflamatoria o granulomatosa, de causa probablemente autoinmune: es el caso de la artritis reumatoide, algunas tiroiditis, la psoriasis, la amiloidosis, la sarcoidosis, etc.
- Hoy en día se conoce incluso un trasfondo autoinmune en patologías muy comunes, como la diabetes o la menopausia precoz.
De forma general, podríamos clasificar las alteraciones patológicas del sistema inmune según sea el tipo de respuesta de este:
- Si la respuesta es excesiva: nos encontramos ante los trastornos por hipersensibilidad, por alergia o los rechazos ante los trasplantes o injertos.
- Si la respuesta es insuficiente: hablaremos de las inmunodeficiencias. Se producen por la falta de respuesta defensiva, o por ser ésta de bajo nivel. Pueden ser genéticas o primarias, y adquiridas o secundarias. Aparecen infecciones repetitivas, cada vez más frecuentes y extensas.
- Si la respuesta es errónea: nos referimos a las enfermedades autoinmunes, en las que la respuesta inmune va dirigida equivocadamente hacia los propios antígenos, sin que representen un origen externo. También podemos incluir aquí al "fallo" de los sistemas de inmunovigilancia en el reconocimiento de las células cancerosas.
Para realizar un correcto diagnóstico de la alteración inmunitaria, por supuesto la orientación primera ha de ser clínica, pero requerirá ser confirmada con datos de laboratorio, que además, podrá tipificar de forma específica el trastorno.
- Entre las pruebas diagnósticas, será preciso determinar las poblaciones leucocitarias, con un recuento y la determinación de la fórmula leucocitaria.
- También se deben analizar las inmunoglobulinas, en tipo y cantidad.
- La determinación y cuantificación de los componentes del sistema del complemento orienta hacia los déficits inmunitarios en el caso en que estos valores estén afectados.
Por otro lado, para la determinación de las alergias y los otros tipos de hipersensibilidad se realizan test de provocación, como el prick test o las pruebas epicutáneas más sencillas, como el test del parche o patch test.