Caso práctico
Claudia ha ido a casa de Ramón para explicarle su incidente, pero todavía no ha llegado de la clínica dental.
Ramón, además de ser su compañero de estudios y en las prácticas, también es su vecino.
-Ha llamado para decirnos que le han entretenido más de lo normal con un implante. Vendrá en pocos minutos -le dijo su hermana Sonia, que la ha recibido en la casa.
-Vaya, Sonia, sí que has crecido desde que no te veía... -dijo Claudia.- Si hasta llevas la manicura francesa...
-Es que ya he cumplido los 16. Os empeñáis en verme como a una cría.
-Pero, espera un momento -inquirió Claudia.- ¿Qué es eso que tienes en el antebrazo? ¿Te has fijado en esas manchas rojas?
-Me salieron ayer, y no veas lo que pican... Es lo que tiene gastarte la paga en quincalla barata. Mira que ya lo sabía, eh... ¡Si cada vez que me pongo pendientes de pacotilla me pasa lo mismo en las orejas! El otro día incluso me quedó marcada en la barriga la hebilla del cinturón de mis pantalones nuevos. Eso sí, me duran unos días y después desaparecen solas.
Claudia conocía que esas lesiones eran las de una dermatitis de contacto, producida al tocar la piel los elementos de ciertas aleaciones metálicas, que aparecen en personas susceptibles.
-Ayer quise estrenar unas pulseras muy fashion, metálicas, pero ya ves cuál ha sido el resultado... -siguió Sonia.- Ahora no tendré más remedio que ponerme camisetas de manga larga durante una semanita.
¡Vaya con la presumida de Sonia! Estos adolescentes...