Es la primera causa de muerte por neoplasia entre las mujeres. El cáncer de mama supone aproximadamente el 25 % de todos los cánceres que aparecen en el sexo femenino. Aparece, además, en edades relativamente tempranas, afectando a mujeres en la quinta década de la vida de forma preferente.

Como verás más adelante, la importancia de las técnicas diagnósticas precoces, incluidas la autoexploración de la mama y la realización de mamografía a todas las mujeres, es capital para la supervivencia, al detectar los casos en estadios iniciales.

Son muchos los factores de riesgo que se han relacionado con la aparición de la neoplasia mamaria. Se ha comprobado estadísticamente que las mujeres que tienen su primer embarazo cuando son jóvenes tienen menor riesgo. También la multiparidad parece proteger.

Entre el resto de los factores de riesgo existen unos modificables y otros no modificables.

• Sexo: parece evidente que es un cáncer de mujeres, ¿no? No te lleves a engaño. También puede tener lugar en el sexo masculino, eso sí, con una frecuencia 100 veces menor.
• Edad: como todos los cánceres, el riesgo aumenta a medida que uno envejece, pero suele aparecer entre los 40 y 50 años, por lo tanto, de forma más temprana que otros cánceres.
• Oncogenes: se han determinado algunos genes que predisponen a la enfermedad cancerosa mamaria.
• Vida fértil: las mujeres con menarquia temprana o menopausia tardía tienen mayor probabilidad.
• Primiparidad en mayores de 30 años o nuliparidad.
• Antecedentes familiares: este es uno de los cánceres en los que este factor parece más claro.
• Otros: se han relacionado con el cáncer de mama el consumo de alcohol, el sedentarismo, la obesidad, la ingesta baja de fibra dietética, la administración de ciertos fármacos o hormonas (anticonceptivos orales o terapias sustitutivas en la menopausia)

  Pese a que se comenta en todos los medios, no se ha podido comprobar relación entre el cáncer mamario y el uso de antitranspirantes, ciertos tipos de sujetadores o el hecho de no utilizarlos, la cirugía de implante mamario o los pesticidas ambientales.

Histológicamente, el cáncer de mama puede corresponder a dos tipos principales, según la localización de la neoplasia:

• Hablamos de carcinoma lobulillar, cuando la masa se inicia en los lobulillos productores de leche.
• Reservaremos el término de carcinoma ductal cuando la neoplasia tiene su origen en los canalículos que conducen la leche hacia el pezón. Este es el más frecuente.

Los síntomas clínicos más frecuentes incluyen la palpación de masas en el pecho, la galactorrea, el dolor en la mama o la aparición de adenopatías axilares en los estadios avanzados.

Se diagnostica mediante mamografía, aunque la confirmación requiere del estudio biópsico, ya sea por punción-aspiración o por extirpación de la masa tumoral. En el proceso intraoperatorio se examinan los ganglios cercanos para descartar la diseminación por vía linfática.

El cáncer de mama suele metastatizar a pulmones y hueso, aunque también podemos hallar células metastásicas en otras localizaciones.

El tratamiento se basa en la mastectomía (total o parcial), la quimioterapia (a veces, en cánceres sensibles a la terapéutica hormonal, puede resultar el tratamiento principal, especialmente para controlar la recidiva) o la radioterapia.