La ingeniería genética está incidiendo también en la terapéutica anticancerosa mediante los denominados modificadores de la respuesta biológica (MRB), que se está desarrollando de forma espectacular en las últimas décadas, y en la que la comunidad científica tiene depositadas grandes esperanzas.
Estos modificadores tienen diferentes mecanismos de acción:
- Interferones: ya los conocimos cuando hablábamos de la respuesta inmune, ¿recuerdas? Actúa como un inmunomodulador, es decir, que regula la respuesta inmune, por lo tanto, si podemos ejercer un efecto inmunológico contra las células cancerosas, podremos controlar su proliferación.
- Interleucinas: también son inmunomoduladores naturales. Aquellas citoquinas que, si recuerdas, aparecen para potenciar la respuesta defensiva y la quimiotaxis. Su alta potencia en la potenciación de la respuesta contra células tumorales y linfocitos T la hacen muy efectiva para el tratamiento de los linfomas.
- Antiangiogénicos: una estrategia de tratamiento ingeniosa: dado que los cánceres potencian también la aparición de nuevos vasos sanguíneos para favorecer su diseminación, vayamos a bloquear esta neoformación vascular, y cerremos las puertas de salida a la masa cancerosa.
- Vacunas: la inmunización activa se utiliza por dos caminos: la vacunación contra los virus oncogénicos capaces de desarrollar alteraciones neoplásicas malignas (como el virus de la hepatitis B o el virus del papiloma humano), o bien, las vacunas que actúan directamente sobre ciertos cánceres (como en el carcinoma de vejiga urinaria o en el melanoma).
- Anticuerpos monoclonales: para entender este apartado necesitas refrescar los conocimientos que adquiriste cuando estudiabas la respuesta inmune. ¿Qué pasaría si unimos un linfocito B transformado en célula plasmática, que produce anticuerpos específicos contra un tumor, con una célula cancerosa? La célula plasmática adquiriría la capacidad de la multiplicación sin freno de la célula cancerosa, produciendo grandes cantidades de inmunoglobulinas. Y estas defensas atacarían directamente al cáncer. Además de en el tratamiento del cáncer, los anticuerpos monoclonales se están utilizando en investigación biomédica y también como método diagnóstico. Su descubrimiento mereció el Premio Nobel de Medicina en 1984.
¿Existe el tratamiento definitivo para el cáncer? ¿Cuándo se considera que el paciente se ha curado?
Debemos utilizar criterios basados en la estadística: consideramos a una persona "curada" cuando no ha presentado ninguna recidiva neoplásica dentro de los plazos temporales de recidiva que se consideran estadísticamente significativos para ese tipo de cáncer. Un poco ambiguo, ¿no? Hay quien prefiere no hablar de "curación", sino simplemente de "período sin recidivas".
Pese a que el afectado no tenga nuevos episodios clínicos del cáncer, ni tumoraciones ni proliferación celular aparente, la alteración genómica o la facilidad a las mutaciones persiste. O quizás, el hecho de disminuir la población de las células afectadas puede hacer que el sistema inmunológico de tolerancia sea capaz de reaccionar adecuadamente en la detección de las células alteradas.
Estos periodos sin remisión pueden también ser considerados como muy variables: para el cáncer de mama, el plazo se alarga hasta los 15 años. Habitualmente se utiliza la Tasa de Supervivencia a los 5 años. Las tasas de supervivencia proporcionan una idea del porcentaje de personas con el mismo tipo y etapa de cáncer que siguen vivas durante cierto tiempo (generalmente 5 años) después del diagnóstico. Estas tasas no pueden indicar cuánto tiempo vivirán, pero pueden ayudar a tener un mejor entendimiento de que probable es que el tratamiento sea eficaz. En el cáncer de mama femenino esta tasa es del 90%.