2.2.- La degeneración celular y el crecimiento tumoral.

Gráfico que ilustra cómo se producen mutaciones sucesivas en genes estratégicos reguladores del crecimiento para producir el cáncer.

El origen del cáncer se encuentra en una mutación anómala que no es incompatible con la vida de la célula, es decir, que permite que viva y que se multiplique.

  • En general, se considera que los cánceres son monoclonales, es decir, que provienen de una sola célula que ha sufrido la mutación, y que la ha transmitido a todas sus descendientes.

Se conoce que una mutación no suele ser suficiente para manifestar la enfermedad neoplásica. Al parecer, existen mutaciones sucesivas que provocaran cambios celulares hasta alcanzar una mutación "crítica" a partir de la cual se manifiestan las alteraciones de forma fenotípica.

  • Pero también parece ser que estas mutaciones dañinas no acontecen sobre cualquiera de los genes que forman la dotación genética de la célula, sino que afectan especialmente a aquellos que regulan la capacidad mitogénica.

Ante las variaciones del código genético producido por hechos mutacionales, las células disponen de mecanismos de autorreparación del ADN o de regulación del crecimiento y la multiplicación.

Por lo tanto, sabemos que las mutaciones malignas atacan a los siguientes genes estratégicos:

  • Los genes reguladores de la apoptosis. Al quedar afectados por la mutación, se producen alteraciones en el control de la muerte celular programada, que ocasiona la persistencia y la multiplicación de células que ya tendrían que haber sido destruidas.
    • Además, cuando una célula ha sufrido múltiples daños en su ADN y han fallado los procesos de reparación, suele ser marcada para sufrir apoptosis, a modo de "suicidio celular". Imagínate entonces lo que provoca que los genes que regulan la apoptosis tengan su función reducida o inexistente…
  • Los genes supresores del cáncer. Tienen un nombre que puede conducir a engaño, ya que su función es regular la multiplicación celular. Igual que los anteriores, el efecto de la mutación hace que su función quede inhibida y no puedan actuar ejerciendo su control sobre los excesos reproductivos celulares, de ahí que el cáncer crezca sin freno.
  • Los genes reguladores de la reparación del ADN. Cuando fallan por efecto mutacional, no se producen las reparaciones adecuadas sobre los fragmentos de ADN dañados.
  • Los protooncogenes. Son genes encargados de estimular fisiológicamente el crecimiento y la multiplicación de las células.
    • En el caso de la mutación sobre éstos, el efecto será de tipo activador y no inhibitorio, es decir, que estos protooncogenes aumentan la capacidad estimuladora del crecimiento del tumor.

Las capacidades malignas de las que hemos hablado en capítulos anteriores no aparecen todas al mismo tiempo, sino que se van adquiriendo por el tumor a medida que este crece y se producen en su material genético sucesivas mutaciones. A este fenómeno se le denomina progresión tumoral.

Y como decíamos antes, una célula necesita varias mutaciones en los protooncogenes y en los genes controladores para poder expresar todo su potencial maligno.

  • Probablemente esa sea la razón del aumento de los procesos malignos con la edad. Hay quien dice que, si no muriéramos por otras enfermedades, debidas al proceso fisiológico del envejecimiento, todos acabaríamos presentando alteraciones celulares cancerosas.

Respecto al crecimiento tumoral y su extensión, el fenómeno que se produce es doble: El aumento de la multiplicación celular pero también, y parece que más importante, la disminución de la destrucción de las células.

El cáncer proseguirá su crecimiento expandiéndose localmente, hasta alcanzar estructuras vecinas o penetrar en el torrente sanguíneo y linfático. Más tarde veremos las consecuencias de estos hechos.

Se denomina fenotipo a la expresión del genotipo en función de un determinado ambiente. Los rasgos fenotípicos cuentan con rasgos tanto físicos como conductuales