
Aunque se utilice el manejo psicológico y/o físico del paciente discapacitado, en ocasiones, cuando éste muestra gran resistencia emocional y/o física, el profesional tiene que prescribir fármacos para lograr que esté más relajado, quieto y con menos tensión psicológica.
Según el grado de sedación a la que se somete al paciente podemos clasificarla de la siguiente forma:
- Sedación consciente. Durante la cual el paciente presenta mínima depresión del nivel de conciencia controlada e inducida, el paciente mantiene la vía aérea permeable y es capaz de responder de forma adecuada a los estímulos verbales y físicos.
- Sedación profunda. Estado de depresión de la conciencia controlado e inducido mediante fármacos y del cual el paciente no es fácilmente despertado pero no se llega a los grados profundos de hipnosis que requiere la anestesia general. Puede acompañarse por una pérdida parcial o completa de los reflejos protectores, incluyendo la capacidad para mantener la vía aérea permeable y/o la capacidad de responder a los estímulos verbales y físicos. La sedación profunda requiere elementos específicos para monitorizar y controlar al paciente y puede realizarse en el entorno de la consulta odontológica pero siempre bajo la supervisión y vigilancia de un médico anestesiólogo.
La principal ventaja de la sedación profunda respecto a la anestesia general es que en la sedación el paciente se recupera rápidamente y como puedes ver en la fotografía permite que se realicen los tratamientos de forma ambulatoria; la morbilidad y los costes son menores y en la mayoría de los casos está muy bien aceptada.
Requerimientos en la clínica dental para realizar sedación profunda:
- Instalación de gases para la aportación de alto flujo de oxigeno.
- Utensilios y materiales para la asistencia a la ventilación y maniobras de reanimación cardiopulmonar.
- Desfibrilador.
- Material para venoclisis.
- Monitorización adecuada: pulsioximetría y toma de la presión arterial.
- Medicación.
- Zona de despertar con posibilidad de suministro de oxígeno y monitorización con pulsioxímetro.
Anestesia general.
Cada vez se tiende más a la sedación profunda pero pueden existir casos complejos, como por ejemplo pacientes con discapacidad psíquica importante o pacientes con un grado de comprensión, colaboración o tolerancia casi nulas, que se han de tratar mediante la anestesia general.
Con la anestesia general se obtiene una pérdida de conciencia controlada junto con una pérdida parcial o total de los reflejos defensivos, incluyendo la capacidad de mantener la vía aérea permeable y responder órdenes verbales.
Las técnicas de anestesia general han de ser realizadas por un médico anestesiólogo. Se requiere el uso de un quirófano y de una sala de recuperación donde se controla el despertar del paciente anestesiado. En ocasiones los tratamientos odontológicos que se deben realizar requieren un período de vigilancia postanestesia muy reducido y el paciente puede volver a casa en pocas horas. En estos casos, se denomina anestesia general ambulatoria.
La anestesia general permite que el profesional odontólogo y su equipo de trabajo trabajen con la facilidad que aporta la inmovilidad absoluta del paciente y la seguridad del control del paciente por parte del anestesiólogo pero tiene el inconveniente de requerir un quirófano y una sala de reanimación adaptada añadiendo complejidad, morbilidad y encarecimiento de costes.