Estos estudios, como los anteriores son de tipo analítico, ya que van a permitir relacionar (o “analizar la relación”) entre una enfermedad o hecho epidemiológico y un factor.
En ellos se parte de población sana, seleccionando dos grupos o cohortes, más o menos similares y que se diferencian, en función de que estén o no expuestos a dicho factor (cohorte expuesta y cohorte no expuesta). Se sigue la evolución de estos grupos durante un tiempo, con las mismas pautas (nº de veces, tipo de exploración...) y se observa la aparición de la enfermedad o fenómeno a estudiar.
Son estudios en los que se puede medir la incidencia de la enfermedad en el grupo expuesto (Ie+) y en el no expuesto (Ie-) y por tanto se pueden calcular los riesgos de forma directa. Los resultados obtenidos son más concluyentes que los resultados obtenidos en los estudios de casos y controles.
Sin embargo son estudios de larga duración, ya que hay que esperar a que aparezca la enfermedad, pues se parte de individuos sanos y por lo tanto resultan más caros. Además hay posibilidad de pérdidas de seguimiento ya que la gente puede abandonar o morirse… y requieren un número alto de participantes; y pueden plantear problemas éticos, ya que, por ejemplo, si quiere relacionar una sustancia como factor causante de una enfermedad, y según avanza el estudio se va confirmando la sospecha, ¿se suspende el estudio?, ¿se informa a la que gente que está participando?, ¿se les deja que sigan consumiendo esa sustancia?...
Las medidas o los indicadores que se obtienen una vez realizados estos estudios son la INCIDENCIA EN EXPUESTOS (Ie+), INCIDENCIA en NO EXPUESTOS (Ie-) y el RIESGO RELATIVO (RR).
Usando el mismo ejemplo anterior, en un trabajo para relacionar el consumo de tabaco y el cáncer oral, se seleccionan dos grupos de personas, uno compuesto por fumadoras (expuestas al factor) y otro por personas no fumadoras (no expuestas). Se deja pasar un tiempo y se analiza en cada grupo la aparición de cáncer oral.
Como verás, en este ejemplo, la hipótesis de trabajo es la misma que la de los casos y controles, pero en este caso se parte de dos grupos de personas sanas (fumadoras y no fumadoras), pero no tienen cáncer todavía. En los estudios de casos y controles, se parte también de dos grupos, pero uno formado por personas con cáncer y el otro por personas sin cáncer.
Observa el siguiente esquema de los estudios de cohortes, en el que se ve que los grupos de partida son los expuestos y los no expuestos. Revisa en el apartado anterior sobre Estudios de casos y controles el esquema de los estudios de casos y controles, y fíjate en la diferencia.
Usando el mismo ejemplo anterior, en un trabajo para relacionar el consumo de tabaco y el cáncer oral, se seleccionan dos grupos de personas, uno compuesto por fumadoras (expuestas al factor) y otro por personas no fumadoras (no expuestas). Se deja pasar un tiempo y se analiza en cada grupo la aparición de cáncer oral.
Como verás, en este ejemplo, la hipótesis de trabajo es la misma que la de los casos y controles, pero en este caso se parte de dos grupos de personas sanas (fumadoras y no fumadoras), pero no tienen cáncer todavía. En los estudios de casos y controles, se parte también de dos grupos, pero uno formado por personas con cáncer y el otro por personas sin cáncer.
Observa el siguiente esquema de los estudios de cohortes, en el que se ve que los grupos de partida son los expuestos y los no expuestos.
Número de casos nuevos de una enfermedad en una población determinada y en un periodo determinado.
Medida que nos indica cuánto más tiende a desarrollarse el fenómeno epidemiológico en el grupo de sujetos expuestos al factor de exposición o factor de riesgo en relación con el grupo no expuesto.