Uno de los objetivos de la epidemiología es medir los fenómenos de salud y enfermedad. Esto significa describir cómo de frecuente es una enfermedad en relación al tamaño de una población. Para ello, lo más sencillo sería expresar un número o contar, pero no es significativo porque es un valor absoluto y no un valor relativo, por lo que se recurre a utilizar proporciones, tasas o razones.
La PREVALENCIA es la proporción de individuos de una población que tiene una enfermedad o condición determinada en un momento dado. Aporta una estimación de la probabilidad o riesgo de que un individuo de esa población padezca la enfermedad en un momento dado.
El indicador más utilizado para expresar esto es la tasa de prevalencia (P). Su valor oscila entre 0 y 1, aunque se suele expresar como un porcentaje. Se puede calcular en un instante (por ejemplo el 31 de diciembre del año pasado) o durante un periodo (por ejemplo la prevalencia durante todo el año pasado). La fórmula para su cálculo es la siguiente:
La INCIDENCIA es el número de casos nuevos de una enfermedad o fenómeno, que ocurren en un periodo de tiempo. Expresa el riesgo de padecer una enfermedad. Un indicador muy utilizado para expresar esta idea es la incidencia acumulada (IA) o proporción o riesgo de incidencia, que se define como la proporción de individuos sanos de una población que contraen la enfermedad, durante el periodo de seguimiento.
Puedes repasar estos dos conceptos con el siguiente ejemplo: