Es el momento de decidir que características o variables se van a estudiar.

Las primeras variables se pueden deducir de la lectura de los objetivos de la investigación. Son las más específicas y son aquellas que representan los factores a estudio (exposición al sol, índice de caries, porcentaje de placa…), sus características (tiempo, intensidad, dosis, pauta de administración…), y la respuesta o lo que se quiere evaluar (por ejemplo la tasa de cáncer, el porcentaje de curaciones obtenidas con un medicamento...)

Sin embargo habrá otras, que aún no estando mencionadas en los objetivos, será también interesante su estudio y que habrá de plantearse su posible inclusión. Estas son por ejemplo, las denominadas variables universales, como el sexo, edad o la profesión, que en general se utilizan para caracterizar los individuos de la muestra, y en el campo de la salud oral, la inclusión de la edad suele ser necesaria.

En cuanto al número de variables hay que regirse por el criterio de "tantas como sea necesario, pero las menos posibles", ya que al aumentar el número aumenta la complejidad y la posibilidad de error.

Vamos a ver un caso concreto, en el que se quiere analizar el consumo de analgésicos entre la población mayor de 65 años de Guadalajara, ¿qué variables se incluirían en el trabajo?

En primer lugar habría que incluir aquellas variables derivadas de los objetivos del trabajo. En este caso habría que estudiar lo que será "consumo de analgésicos", "personas mayores de 65 años" y en tercer lugar, el "ser de Guadalajara".

Es posible que esto te parezca obvio, pero más adelante comprenderás mejor por qué se hace así. También podríamos incluir el sexo porque nos puede interesar diferenciar el consumo entre hombres y mujeres, y también podríamos incluir la variable la edad para poder describir el consumo en los distintos tramos de edades