El tipo de análisis depende del estudio que se haya hecho. Por ejemplo, en el caso de los estudios transversales, cuyo objetivo es describir una situación, puede bastar con hacer recuentos de datos y algún sencillo cálculo estadístico como la media aritmética y la desviación típica. Pero si se realiza un estudio de casos y controles o de cohortes, en el que se pretende establecer la relación entre un factor y una enfermedad, el análisis se irá haciendo más complejo.
Este proceso se suele comenzar con la edición de datos, que consiste en comprobar los datos registrados, revisar las fichas o cuestionarios en los que se han obtenido, ver si son correctos, si están completos, si son precisos… Es una primera visión de la información obtenida y es muy importante dado que en ocasiones, habrá habido distintas personas obteniendo la información que, incluso, no son propiamente los miembros del equipo investigador, por lo que es más fácil que haya confusiones.
Después, se sigue con el procesamiento de datos, es decir, se ordenan y se intentan resumir o presentar de una forma más concisa. Para ello se hacen recuentos, se codifican las respuestas a cuestionarios, se tabulan en tablas de distribución de frecuencia o de contingencia (según el tipo de análisis)…
En la actualidad, prácticamente en la mayoría de los casos, se utilizan programas informáticos (como el EPINFO, SPSS…), en los cuales se introducen los datos y el programa realiza el proceso de análisis.
Es frecuente contar en estos análisis, con el asesoramiento de personas expertas que garantizan que el tratamiento de los datos sea el adecuado. Sin embargo, es interesante conocer los fundamentos matemáticos y epidemiológicos en los que estos programas se basan, para saber que se está haciendo y qué es lo que se puede hacer.
Acumulación y manipulación de elementos de datos para producir información significativa.